Hermano Seguro - Capítulo 08

8

 

—¿Te duele?

 

Aunque Yuju solo había fruncido ligeramente el ceño, Seowon se concentró de inmediato en su estado. Restregó sus labios contra su frente y mejilla, ayudándole a relajar la tensión. Conteniendo a duras penas un deseo que parecía a punto de estallar.

 

Eso significaba que, incluso en medio de su frenesí posesivo, estuvo observando su expresión todo el tiempo.

 

—Está bien. No lo haré más.

 

Aunque sus propios deseos aún no estaban satisfechos, después de recuperar la razón, lavó personalmente a Yuju, que había agotado todas sus energías.

 

Cada vez que sus manos tocaban su cuerpo acalorado y ella se estremecía, él hablaba con suavidad, como para tranquilizarla.

 

Más que nada…

 

—Tú…

 

Él, que la había llevado al dormitorio, se quedó a su lado hasta que se durmió. Y mientras lo hacía, parecía decir algo, pero ella no lo recordaba.

 

Lo seguro era que fue la primera vez que vislumbró ternura en Seowon, y que ella había cometido algo tremendo.

 

—Ahh…

 

Yuju suspiró, repasando su atrocidad.

 

Ayer había gritado con audacia que quería hacerlo, que se acostaran, que si no lo hacía, lo haría con otro. Pero para Yuju, Seowon era alguien con quien eso no debería pasar.

 

Porque era una persona que, a pesar de haberle gustado durante mucho tiempo, era tan grandiosa y perfecta que no se atrevía a acercarse.

 

Incluso después de experimentarlo personalmente, y a pesar de que fue ella quien se lanzó primero, no podía creer que hubiera mezclado su cuerpo con el de él.

 

No se sentía con la confianza de enfrentarlo. Tenía la intención de huir así nomás. Aunque, aun así, sería como una rata en una trampa, y no podría huir para siempre.

 

—¿Eh?

 

Aferrándose a la idea de que debía salir de la situación de inmediato, Yuju miró a su lado y sus ojos se abrieron de par en par.

 

El lugar a su lado estaba vacío. Parecía que Seowon ya había salido a trabajar a esta hora temprana.

 

Era un alivio, pero por alguna razón se sintió un poco despechada. Yuju se incorporó con gesto hosco. Pero sus movimientos se detuvieron de inmediato.

 

—¿Qué es esto?

 

Sobre la mesita de noche había una cajita pequeña. Tuvo la intuición de que probablemente era para ella.

 

Yuji abrió apresuradamente la caja. Dentro había un anillo.

 

<Póntelo.>

 

Yuju descubrió tarde la nota que estaba junto a la caja. Miró fijamente por un momento la letra clara y ordenada. Entonces entendió por qué Seowon había pasado por el dormitorio brevemente ayer. Probablemente fue para dejar esto.

 

—Me queda perfecto.

 

Yuju se probó el anillo de inmediato. Le quedaba perfecto, era sorprendente cómo había sabido su talla.

 

Parecía que se lo había dado para mostrar una prueba de matrimonio a los demás. O, más bien, que Seowon también necesitaba algo para engañar al abuelo y lo había preparado.

 

Pero Yuju no podía tomar este anillo a la ligera. “¿Sería por lo que pasó ayer?” Sintió que ella y Seowon realmente se habían convertido en esposos.

 

Aunque otros no lo supieran, nunca imaginó que terminaría en este tipo de relación con el amigo de su hermano. El problema era que, aunque fuera incómodo, no le desagradaba.

 

Hasta hace unos minutos, le dolía la cabeza pensando que no podría enfrentar a Seowon a partir de ahora. Porque, viviendo en la misma casa, era alguien a quien no podría evitar, incluso si lo intentaba.

 

Aparte de eso, cuando pensaba en Seowon, su estado de ánimo se volvía redondo y alegre.

 

˗ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

 

—Vicepresidente.

 

Seowon reaccionó al llamado. Su rostro estaba inexpresivo, como si nunca hubiera pensado en estar satisfecho. Pero a los ojos de su secretario, se veía la preocupación de Seowon.

 

—Desde hace un rato, la página se ha quedado en un mismo lugar.

 

Ante palabras que no podía negar, Seowon cerró bien la boca.

 

De madrugada, surgió un problema de repente. Aunque había venido a la oficina urgentemente, sin haber dormido ni un poco, y estaba manejando la situación desastrosa, por extraño que fuera, las palabras que veía todos los días no le entraban en los ojos.

 

—Haa.

 

Al final, Seowon tuvo que dejar los documentos que estaba viendo.

 

El recuerdo de lo de ayer volvía constantemente, como un loco. Seguía perdiendo la concentración.

 

Al pensar en Yuju, sentía que se calentaba de nuevo. Se tocó la nuca, que estaba caliente. La vívida sensación que experimentó anoche le recordaba que todo era realidad, no un sueño.

 

Seowon se agarró la cabeza con frustración, repasando su atrocidad.

 

—Maldito idiota.

 

La palabrota que salió sin querer hizo que el secretario a su lado se sobresaltara. Pero Seowon no estaba mentalmente preparado para considerar la situación de los demás en ese momento.

 

Le había costado mantenerse firme frente a Taeju, que sospechaba de su relación. Había mantenido la cabeza en alto, incluso si lo trataban como el peor tipo del mundo. Pero de repente, había perdido la cara para ver a su amigo.

 

Solo de pensar en lo que había hecho, le dolía el estómago. Las palabras y acciones significativas de Yuju ayer también lo habían confundido.

 

—Yo nunca me divorciaré de ti, oppa.

 

«Ella no quiere el divorcio.»

 

Estaba claro que, una vez que escapara de la vigilancia de su padre, estaría esperando una oportunidad para divorciarse, y que vivir en la misma casa era con la intención de retirarse cuando viera la oportunidad.

 

Seowon también tenía la intención de dejar ir a Yuju cuando la situación fuera adecuada. Pero inesperadamente, habían cruzado la línea.

 

Dudaba que pudiera volver a ver a Yuju solo como la hermanita de su amigo, como antes.

 

*Porque no estás a salvo, como piensas.*

 

Seowon recordaba vívidamente el rostro de Yuju, que se había puesto pálido por sus palabras.

 

Sabía que, desde el día que escuchó esas palabras, ella se había puesto en guardia contra él y se asustaba cada vez que lo veía.

 

Pero no intentó corregirlo. Por supuesto, no era que realmente hubiera intentado hacer algo.

 

Presionarla todo ese tiempo no era más que una venganza tímida y una broma.

 

*Pareces la persona más segura del mundo. Parece que aunque compartiera una cama contigo, oppa, no pasaría nada.*

 

Aunque él no estuviera interesado en el sexo opuesto, no era que no tuviera autoestima como hombre. Se sintió ofendido por su actitud de subestimarlo.

 

Su intención inicial era burlarse de ella. Pero la reacción inmediata que obtuvo fue bastante buena, así que siguió burlándose.

 

Sin embargo, al ver cómo se asustaba cada vez que se encontraban, había empezado a pensar que debería parar.

 

Al pensar en manejar el accidente que ocurrió en medio de eso, le empezó a doler el estómago. Pero como ahora había un problema más importante, pronto recuperó la calma.

 

Porque, al igual que Yuju, él también tenía una razón para decidir casarse con alguien a quien siempre había visto solo como la hermanita de su amigo.

 

—¿Y el Presidente?

 

Al recordar esa razón, la expresión de Seowon se serenó. Al ser un tema serio, su secretario también se volvió serio.

 

—Aunque no es una pareja matrimonial satisfactoria, tampoco es una completamente insatisfactoria, así que no dijo nada.

 

—No es una pareja insatisfactoria.

 

—Por supuesto, si lo deseara, el Fiscal General sería mejor; casarse con una familia de profesionales legales por generaciones sería preferible, pero el fiscal Han Beom-su no sigue bien la línea, ¿verdad?

 

—……

 

—Con esa ambición, ¿no habría pensado que sería fácil de usar? Para el Presidente, que no tiene nada que lamentar, es natural que prefiera a alguien que se postra sumisamente ante él antes que a alguien con el poder y la autoridad para traicionarlo en cualquier momento.

 

—……

 

—Más que nada, es la primera vez que usted, Vicepresidente, actúa de manera tan unilateral, así que creo que también ha dado un paso atrás para tratar de entender sus intenciones.

 

Seowon, que había estado escuchando en silencio la explicación de su secretario, soltó una risa burlona mientras suspiraba repetidamente. Esta risa no era de alegría.

No era importante qué plan había ideo el abuelo usando este matrimonio.Lo que preocupaba a Seowon era un problema diferente.

 

—La línea, es importante.

 

La expresión de Seowon, que repetía las palabras que acababa de oír, se serenó.

Yuju no era una niña que lo engañaría y se pondría del lado del abuelo. Aparte de eso, había una razón por la que había elegido a Yuju como su cónyuge.