El gato está en huelga - Capítulo 75
Un rostro pálido, el cabello revuelto como si hubiera corrido sin parar. Melissa comenzó a disculparse con expresión rígida, y la culpa golpeó a Ries como una ola.
Y no solo había venido con las manos vacías, también había traído a Sepite, el peluche que había dejado atrás como señuelo.
Ries levantó la vista para observar la reacción de Justin. Por su expresión, no parecía tener intención de perdonarla fácilmente.
‘Y tiene sentido.’
Desde su perspectiva, la escolta asignada había fallado en su deber. No sería raro que la castigara severamente.
Pero como responsable indirecto de todo el embrollo, Ries no podía evitar sentirse culpable. Además…
‘Fue todo muy extraño.’
Recordó los eventos recientes, Melissa tropezando con un sirviente en el momento justo, el guardia de la sala de reuniones corriendo al baño por un repentino dolor de estómago…
Si se analizaba bien, más de la mitad de los errores eran culpa suya. En lugar de lamentarse, agitó su pata con decisión.
—¡Nyak! ¡Meeooow!
Primero, recuperar a Sepite. Por suerte, Melissa entendió enseguida.
—¡Ah! Aquí está. Aunque parece que rodó por el suelo… el extremo está algo sucio…
Ries sintió como si Sepite gritara desde algún rincón, “¡¿Así me devuelves después de todo lo que pasé?!”. Probablemente solo era su imaginación.
El peluche volvió sano y salvo a sus patas, y Melissa incluso se disculpó.
—También le pido perdón a usted, señor Ries. Mi falta de habilidad me impidió protegerle. Merecería perder mi título de caballera.
Hmm. Ries giró los ojos. Aunque sus palabras eran firmes, su rostro se veía más apagado que nunca.
A veces era molesta (como cuando pedía tocarle la panza) pero verla tan abatida le preocupaba.
‘No será fácil encontrar a alguien como Melissa.’
No solo por su habilidad como caballera. Tenía buen carácter, conocía los rumores del castillo, y cumplía su rol con dedicación, incluso si su protegido era un gato.
‘Y no le teme demasiado a Justin.’
Aunque lo respetaba como a un superior lejano, no lo evitaba. Tal vez la maldición se había debilitado, pero aún así, había sido ella quien se acercó primero para pedirle entrenamiento. Eso decía mucho.
—¡Nyaang! ¡Nyang nyang!
Y con toda esa culpa encima, no había forma de regañarla. Ries golpeó suavemente el brazo de Justin con su pata.
Luego señaló hacia el despacho, agitando la pata en esa dirección. Justin entendió enseguida.
—¿Quieres que volvamos?
—¡Meow!
Asintió con fuerza. Justin, como siempre, no podía resistirse a su gato. No le quedó más remedio que ceder.
—Hablaremos de esto más tarde.
—¡Si-sí, señor! ¡Entendido!
Justin se dio la vuelta y comenzó a caminar. Melissa, aún colgada de su hombro, se alejaba rápidamente.
Aun así, Ries la vio taparse la boca con emoción.
‘Ay, por favor.’
¿Pensará que la defendí? No está del todo equivocada… Pero incluso en momentos así, sigue siendo igual de exagerada. Le agitó la pata como despedida, y su rostro se iluminó aún más.
—¡Un ángel…!
…Mejor fingir que no escuché eso. Ries retiró la pata y le dio la espalda.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
La agitación se había calmado. El plan había funcionado, señalar a los que tenían malas intenciones y alertar a Justin. Ahora solo quedaba esperar los resultados de la investigación de Ketir.
‘Seguro lo tendrá pronto.’
Después de todo, Ketir había preparado la salida de Justin de la capital en menos de una semana. Con ese impulso, tres días serían más que suficientes para reunir toda la información.
—……
Y aun así, ¿por qué no podía dormir? Ries se revolvió en su lugar.
Solo se oía la lluvia golpeando la ventana y la respiración tranquila de Justin. Normalmente, sería el ambiente perfecto para dormir. Pero hoy, ese silencio le molestaba.
—Como me pasó a mí, alguien más se fijará en tu brillo y empezará a desearte.
La voz cálida de Justin resonaba en sus oídos como una ola suave. Pero en lugar de calmarlo, lo mantenía despierto.
Se tapó las orejas con las patas, pero ya era tarde.
‘…¿Como me pasó a mí?’
Sin darse cuenta, Ries estaba siguiendo el patrón de los humanos que no pueden dormir por pensamientos dispersos.
‘¿Se fijó en mí? ¿Me desea…?’
Bueno, tiene sentido. Es un gato adorable. Un buen dueño no querría que otro se lo llevara.
‘Pero… es raro.’
¿Por qué se le encogían las patas? ¿Por qué sentía que el corazón le latía tan fuerte, como si hubiera escuchado una confesión?
Se incorporó de golpe y miró fijamente a Justin.
Todo era culpa suya.
‘¿Por qué habla con tanta ternura?’
No estaba acostumbrado a no poder dormir, y eso lo frustraba.
Esa mirada cálida, llena de afecto, como si lo valorara más que a nada en el mundo… era trampa.
Si Justin no estuviera dormido, Ries le habría pateado la manta con las patas traseras.
Se revolcaba, giraba, agitaba la cola con furia contenida, cuando una voz lo interrumpió.
—¿Qué haces?
Ries se sobresaltó.
Había olvidado que había alguien más en la habitación. Pero su preocupación era otra.
Miró a Justin. Por suerte, seguía dormido. Aunque había oído la voz, no se despertó. Tal vez tenía el sueño profundo…
—Ah, lo dormí yo.
No. Ries giró la mirada con incomodidad hacia el pez flotante.
‘¿Lo dormiste?’
Sabía que podía hacerlo. La primera vez que hablaron, había dormido a Justin y Ketir sin que se dieran cuenta.
Pero ahora… ¿por qué? Como si leyera su mente, Sepite añadió
—Viene alguien.
—¿Nyak?
¿Quién?
La respuesta llegó pronto. Algo azul comenzó a ondular en la puerta.
Creció poco a poco hasta tomar forma completa.
Un cuerpo translúcido, azul, que atravesaba paredes y puertas. Ries tembló sin querer.
Un fantasma.
—Uno de los que se atrevió a atacarme. Lo capturé y lo envié al conde. Si viene ahora, parece que funcionó.
Por suerte, era un fantasma conocido. Ries se relajó y lo observó con atención.
Llevaba armadura. Probablemente había sido un caballero del castillo.
—¿Meeow?
Pero no se acercaba. Solo se quedaba en la puerta, dudando.
—¿Qué haces ahí? ¡Ven!
Sepite lo apuró, con los ojos muy abiertos. Aunque con su forma de pez de peluche, no daba miedo.
Pero al parecer, el fantasma sí se sintió intimidado. Abrió la boca para hablar, pero…
—¡Uueegh!
Vomitó.
Ries se quedó paralizado.
‘…¿Los fantasmas también vomitan?’
Otro dato que no quería saber. Hoy había aprendido algo nuevo y perturbador.
El fantasma se recompuso. Miró a Sepite y explicó con voz temblorosa
—¡Lo siento! No fue intencional. Es que… el ambiente aquí es tan repulsivo que reaccioné por instinto…
—¿Repulsivo?
—Sí. Esta habitación está llena de una energía fría y desagradable. No puedo acercarme más.
Repulsivo. No era un cumplido, pero Ries entendió de inmediato.
‘¿Por la maldición?’
Siempre había pensado que los fantasmas evitaban a Justin, pero no sabía por qué. Si era por la maldición, tenía sentido.
Según Sepite, la maldición en el cuerpo de Justin era una condensación de odio. Los fantasmas se quedaban en este mundo por emociones intensas. Pero la maldición era mucho más densa.
Si los fantasmas podían sentirla, era lógico que lo evitaran.
—Bah, qué exagerado.
—¡No exagero! ¡Uuegh!
El fantasma seguía vomitando. Al final, Sepite tomó una decisión.
—Mejor salimos. No vamos a entender nada si sigue así.
Ries estuvo de acuerdo y asintió.
Pero antes… miró hacia atrás. Sepite, que lo conocía bien, entendió enseguida.
—No te preocupes. Lo dormí con cuidado. Seguirá así hasta que volvamos.
Y era cierto. Sus párpados no se movían, su respiración era tranquila, su corazón latía con calma. Ries dudó un momento, pero luego avanzó.
—Tal vez esté soñando algo bonito.
Ojalá así fuera.
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Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥