El gato está en huelga - Capítulo 51
En ese momento, Ketir soltó a Ries. Este aterrizó suavemente en el suelo y miró hacia arriba, buscando el rostro de quien lo había sujetado.
Sintiendo su mirada, Ketir habló:
—Voy a salir un momento para revisar el exterior. Te recomiendo que esperes dentro…
Su expresión se volvió sombría. Era el rostro de alguien que acababa de aceptar una verdad que no quería admitir.
—…Aunque lo diga, harás lo que te plazca. Haz lo que quieras. Solo no te hagas daño.
Y salió del carruaje, igual que Justin antes.
La única diferencia era que, quizás por consideración, no cerró la puerta por completo. Ries se acercó lentamente.
—No será una vista agradable.
Sepite, que había estado en silencio, intentó detenerlo por primera vez.
Pero Ries aceleró el paso. Se acercó a la puerta entreabierta y la empujó con su pata delantera derecha. Sin hacer ruido, se abrió suavemente, revelando el paisaje exterior que tanto había deseado ver.
Y todo era rojo. Como los ojos de Justin.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
—Lo sospechaba, pero parece que no es bienvenido.
La voz amarga de Sepite se oyó detrás. Pero Ries no pudo girarse. Era como si alguien lo obligara a mantener la mirada fija.
Extremidades esparcidas, gemidos de dolor, cuerpos inmóviles como si estuvieran muertos. Y sangre, sangre, sangre.
Ries descubrió ese día lo agudo que era el olfato de un gato. Nunca había olido sangre tan cruda y penetrante.
—Keh…
Su estómago se revolvió. Sintió náuseas y lágrimas involuntarias. Aun así, su mente no dejaba de analizar.
Incluso en ese infierno sangriento, había cosas que llamaban su atención: ropa negra, máscaras negras, armas afiladas esparcidas por el suelo. Las intenciones de los atacantes eran claras.
‘¿Justin era el objetivo?’
El mundo se le dio vuelta. Había vivido en las calles, conocía la dureza de la vida, pero nunca había sentido una intención asesina tan directa.
Justin regresó justo cuando Ries logró calmar sus náuseas.
—Ries, ¿por qué estás afuera…?
Justin se detuvo. Su mirada roja se dirigió al suelo. Había visto el rastro de vómito.
—…
No volvió a hablar. O quizás no pudo. Ries estaba seguro de que su rostro, oculto tras la máscara, estaba completamente desfigurado por la culpa y el dolor.
Sentimientos como remordimiento, arrepentimiento, autodesprecio. Ries podía leerlos con los ojos cerrados.
—Nyaak. Meeow.
Y entonces, como siempre, llegó el momento inevitable. Ries se acercó a Justin.
Aunque tenía la boca pastosa y el olor a sangre era insoportable, ya se había acostumbrado. Los cuerpos en el suelo podían ignorarse con la vista borrosa.
El único que no estaba bien era Justin.
Como un animal asustado, se encogía. Ries le ofreció sus garras como regalo. Como aquella vez, cuando insistió en que lo llevara consigo, se aferró a su ropa.
‘¿Cómo puede tener tanto miedo siendo tan grande?’
Si no lo hacía, Justin seguramente huiría. Y tardaría mucho en volver.
Ries no pensaba esperarlo. Ni dejarlo escapar.
La tela se estiró. Igual que la primera vez que se conocieron.
Justin, que estaba paralizado, murmuró. Ries, con su oído agudo, lo escuchó claramente.
—¿No te doy miedo? ¿Ni siquiera ahora?
—Miauu.
‘Obvio que no.’
Maulló con dulzura y se frotó contra su pierna. Justin respiró hondo.
Después de dudar, lo abrazó. La cola de Ries rozó sus dedos.
Y Ketir, que observaba desde lejos con la vista borrosa, murmuró:
—Mejor lo dejamos entre nosotros.
El Duque estaba completamente distraído por su gato. Era mejor dejarlo así.
‘Además, necesitamos interrogar a los atacantes. Volver al carruaje puede esperar.’
Una decisión sabia.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
La cena se retrasó un poco. No podían comer rodeados de cadáveres y olor a sangre, así que se trasladaron en carruaje a un lugar más apartado. Cuando bajaron el equipaje, ya había caído la noche.
Cuando Justin y Ketir se retiraron, Ries se acercó a Sepite.
—Nyaak. ¿Meeow?
‘Esos tipos… ¿iban tras Justin, verdad?’
—Vaya, sabes usar la cabeza.
Sepite entrecerró los ojos. ¿Era un cumplido o no?
Pero la duda persistía.
—Nyang. Nyangnyang. ¿Nyaang?
¿Quién? ¿Por qué? ¿Para qué?
Ries recordaba claramente la frase de Sepite: “Parece que no es bien recibido.” Sonaba como…
—Mi descendiente pasó mucho tiempo en la capital por el tratamiento. Pero no tuvo mucho contacto con el territorio. Así que alguien debió manejar la casa en su lugar. ¿Y cómo crees que se siente ahora? Está a punto de perder su poder. Seguro ni duerme del coraje.
—¿Meooow?
‘¿Y por eso intentan matarlo?’
Sepite bufó.
—Es posible. Aunque no creo que realmente quisieran matarlo.
—¿Nyak? Nyangnyang. ¡Nyaak!
‘¡Pero fue muy violento!’
Ries se estremeció ante el tono despreocupado.
—Y aun así, esos tipos no pudieron ni tocarlo.
—…
No tenía respuesta. Era cierto.
Cuando regresaron al carruaje, Ries se preocupó por si Justin estaba herido.
Había visto al menos seis atacantes. ¿Una pelea de uno contra seis? ¿O más? Quiso revisar si tenía heridas…
Pero no había ninguna. Estaba impecable. Justin había vencido a todos, contra todo pronóstico.
No había nada que decir. Sepite sonrió, moviendo su cuerpo de lado a lado. Sus pequeñas aletas se balanceaban con él.
—Hmm, pero como sé cómo eres, te daré una explicación extra. Pasé mucho tiempo en esa mansión. Aunque estuve atrapado en el salón por falta de energía, tuve tiempo de sobra para observar a los vivos.
‘Así que no fue la primera vez.’
Ries recordó el día en que Sepite desapareció diciendo que había agotado su energía.
—Justin no fue el primero en ser maldecido. Muchos descendientes sufrieron por la maldición… y quedaron atrapados en esa mansión. Era una prisión.
—…
—Y no solo fueron juzgados por la sociedad. Incluso su propia familia… sí, sus parientes de sangre los despreciaban y odiaban.
Sepite respiró hondo. Parecía contener sus emociones.
—¿No es irónico? Y aun así, no se atrevían a hacerles daño directamente. Decían que si el maldito moría, la maldición podría pasarles. Como si fuera una enfermedad contagiosa.
La historia que contaba era más triste, oscura y pesada de lo que Ries imaginaba. Se quedó sin palabras.
Una pregunta surgió de repente.
‘¿Justin también sufrió eso?’
¿Fue rechazado por su familia? ¿Por su propio linaje?
Tal vez lo descubriría al llegar al territorio. Quería saberlo… pero también temía hacerlo.
—En fin, ten cuidado. No sé por qué quiere volver al territorio, pero el ambiente será tenso. Prepárate.
—Miauuung…
—Pero no te deprimas. Si vuelve, es porque tiene un plan. Tú solo quédate cerca y sé adorable. Con eso, se le pasará todo. Y de paso, ayudas a curar la maldición.
Sí. Ries apretó sus patas con fuerza.
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Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥