El gato está en huelga - Capítulo 46

Sin duda, eso era afecto. Un afecto tan desbordante que no cabía en sus ojos, rebosando más allá de lo que podía contener.

 

Ries lo contemplaba como hipnotizado, cuando el rostro de Justin comenzó a acercarse. No, no solo se acercó… se estrelló contra él.

 

Prrrmp. Sintió cómo su hocico era presionado, y se quedó con los ojos bien abiertos, paralizado. Justin se apartó al cabo de unos segundos, con una expresión de satisfacción.

 

Y Ries…

 

—…Mya. Myangmyang. ¿Meonew…?

 

Emitió sonidos torpes y extraños, hasta quedarse completamente rígido. Si no era una ilusión…

 

Se habían besado.

 

Justin lo había hecho primero.

 

Era un momento histórico. Siempre había sido Ries quien se acercaba con su mejor expresión de ternura, presionando su hocico contra la máscara de Justin, provocando que se quedara como un robot averiado. Pero esta vez, Justin había iniciado el contacto.

 

El cosquilleo que le recorrió la oreja se extendió hasta el corazón. Rodó los ojos y miró hacia arriba, buscando a Justin.

 

—Cof.

 

Sus ojos estaban ligeramente enrojecidos. Aunque su expresión no había cambiado, el leve carraspeo y el rubor bajo los ojos lo hacían parecer tímido y avergonzado.

 

Solo se veían sus ojos, pero su porte era tan elegante que resultaba encantador. Era una pena que solo él pudiera presenciar esa escena.

 

ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

 

Abrazado a un peluche suave, Ries rodaba de un lado a otro. Parecía una lucha por el territorio, como si compitieran por el mejor lugar para dormir, pero no tenía tiempo para pensar en eso.

 

‘Esto sí que es progreso.’

 

¿Sería este el sentimiento de un padre viendo a su hijo independizarse? Ries se sentía orgulloso, recordando los días en que Justin ni siquiera podía tocarlo.

 

Uff. Qué largo camino. Parecía ayer cuando se le lanzaba encima para obligarlo a acariciarlo… Se dejó llevar por la nostalgia.

 

Y esa expresión…

 

‘Eso es trampa.’

 

Todos, sin importar edad o género, se ablandan ante lo bello. Aunque Justin ocultaba todo salvo sus ojos, esos ojos rojos valían por todo lo demás.

 

¿Que él era un Myojok? ¿Que era un hombre? Si Justin lo supiera, tal vez se sentiría incómodo. Pero para Ries, que había acumulado una descarada confianza, no era un problema.

 

Porque esos ojos eran los de alguien que había encontrado la felicidad en su rutina. Justo lo que Ries deseaba.

 

Tal vez por eso… olvidó un detalle importante.

 

Cuando el peluche cayó al suelo con un golpe sordo, Ries recordó algo de repente.

 

—…¡¿Nya?!

 

Un momento. ¿Y Sepite?

 

ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

 

Al día siguiente.

 

Ries corrió como si el mundo se acabara y llegó al salón. Al contarle todo a Sepite, este respondió

 

—Mejor así. Si estás a su lado, no necesitará tratamiento de ningún sacerdote. En vez de quedarte en esta ciudad cerrada, será mejor que vayas con mi descendiente al territorio del Duque.

 

—…

 

La respuesta fue demasiado tranquila. Ries lo miró fijamente.

 

—¿Qué pasa con esa mirada?

 

Era… demasiado tranquilo. Su rostro, que parecía querer mostrarse libre, se contenía.

 

No chasqueaba la lengua, no refunfuñaba. Y ese tono considerado (¿?)… parecía apagado.

 

Ries se frotó los ojos con las patas, pero nada cambió. Ahora parecía no solo apagado, sino triste. ¿Por qué?

 

La razón no tardó en revelarse.

 

—Hmph. Justo cuando estaba aburrido de estar encerrado aquí. Antes de que este salón vacío se vuelva insoportable, pensaba divertirme un poco. Ya me estaba saliendo telaraña.

 

¿Este hombre… pensaba quedarse?

 

—¿Meow?

 

Preguntó con torpeza. Sepite parpadeó.

 

—¿Eh? ¿Y eso qué tiene de raro?

 

—¡Meooow!

 

¡Espera! Ries interrumpió su respuesta y soltó un maullido fuerte. Sus ojos grises brillaban con traición.

 

—¡Meeong! ¡Meooow! ¡Nyaa!

 

—¿Qué? Espera…

 

—¡Haaak! ¡Nyaooong!

 

—No, aunque sea…

 

—¡Grrrng!

 

—…Está bien. Está bien, basta.

 

La conversación continuó por un buen rato.

 

Sepite, completamente derrotado, se sujetó el entrecejo. Aunque como fantasma no sentía dolor, parecía tener jaqueca.

 

En resumen

 

‘Solo lo he logrado dos veces, ¿cómo voy a hacerlo solo? Dijiste que me ayudarías. ¿Y si me encuentro con otro fantasma afuera?’ Aunque el mensaje estaba algo desordenado, esa era la idea.

 

Al final, Sepite soltó una risa seca. Sabía que Ries era atrevido, pero no esperaba que le gritara así.

 

Y, curiosamente, eso lo conmovió… salvo por la última parte.

 

—¡Qué descarado! ¿Me estás tratando como un tótem?

 

Se agachó y extendió la mano. Quería agarrarle las mejillas y estirarlas sin piedad. Aunque no pudiera tocarlo…

 

—¡Nyaaa!

 

Pero lo tocó. Y como deseaba, las mejillas se estiraron como mochi. Eso dolía.

 

Ries gritó y pataleó. Por suerte, sus mejillas fueron liberadas pronto, pero el dolor lo dejó aturdido.

 

Solo entonces se dio cuenta. Al ver a Sepite paralizado, entendió que lo había tocado.

 

—¿Meeeoow?

 

Ni siquiera se quejó. Miró a Sepite, atónito, y agitó la pata para comprobar.

 

—¿Miauun?

 

Pero su pata atravesó su rostro. En su lugar, una sensación extraña envolvió su almohadilla.

 

—Parece que tus habilidades están despertando.

 

Sepite lo dijo tras pensar un momento.

 

—Antes de conocerme, ni siquiera sabías que eras Myojok. Eso limitaba tu poder. Ahora que lo usas activamente, esas limitaciones se están desvaneciendo.

 

Tal vez pronto puedas tocarme cuando quieras. Su tono mostraba interés.

 

Era una buena noticia. Si su poder crecía, tal vez podría liberar la maldición de Justin más fácilmente.

 

Pero apenas lo pensó, Sepite continuó

 

—Bueno, en fin… Agradezco la propuesta, pero estoy atado a esta mansión. Solo puedo aceptar tu intención.

 

Sonrió, aún a su altura. Mucho más animado que antes.

 

Claro que Ries no pensaba rendirse tan fácilmente.

 

La noche anterior, al darse cuenta de que tendría que dejar a Sepite atrás, pasó horas pensando en una solución.

 

Y encontró una.

 

Sus ojos brillaron.

 

—¿Nyaa?

 

‘¿Conoces la nigromancia?’

 

Nigromancia. En resumen, traer el alma de los muertos al mundo de los vivos. Un clásico en historias de terror.

 

Había muchos tipos. Aunque no sabía mucho del tema, tenía una idea que parecía viable.

 

—¿Nigromancia? No conozco ese término.

 

Parece que aquí no existe ese concepto. Ries decidió explicarlo.

 

—¿Meeeow? ¿Nyaa?

 

‘¿Breve o detallado?’

 

—Breve.

 

Sepite eligió la primera opción.

 

—¡Nyaa! ¡Eng!

 

‘¡Solo tienes que entrar en un peluche!’

 

—…Cambio de idea. Detallado.

 

Se retractó enseguida.

 

Aunque le costó explicarlo, Ries lo logró. Sepite preguntaba sin parar.

 

Al final, Ries lo miró mientras empujaba su cola enrollada. Parecía estar llegando al final de su reflexión.

 

—Bueno, aunque me da algo de miedo, no hay otra opción. Pero tráeme un peluche que me quede bien.

 

—Miau…

 

—Esa respuesta no me convence.

 

—Meow.

 

Su actitud sospechosa era irritante. Ries golpeó el suelo con la cola. Sepite intentó atraparla, pero la cola se escapó como si tuviera voluntad propia.

 

‘Mejor me voy.’

 

Se levantó. Iba a buscar un peluche adecuado para Sepite.

 

Pero antes… decidió decir algo que había estado dudando.