El gato está en huelga - Capítulo 31
Era frío, como si me hubieran echado encima agua helada, pero paradójicamente, era acogedor. Más compasivo que cualquier otra existencia, como si pudiera abrazar con amplitud todo en este mundo…
Abrí los ojos.
—¡Hah…!
Aspiré aire desesperadamente.
‘¿Acaso… no estaba respirando?’
Tal vez había sido más tiempo del que pensaba, porque mi visión giró y sentí la cabeza mareada. Mi cuerpo, completamente exhausto, perdió el equilibrio y rodó torpemente por el suelo.
—Hah, huhh, ha…
Tomé aire varias veces. Cuando finalmente empecé a recuperar la compostura, comencé a sentir punzadas en las partes del cuerpo que habían golpeado el suelo.
Gruñí suavemente y apoyé la mano en el piso. ¿Qué demonios había pasado…?
—……¿?
Me detuve en seco, aún en la misma posición, con la mano apoyada en el suelo. Encima de la lisa superficie de madera pulida, había una mano blanca y tersa. Los cinco dedos largos se veían extraños… pero al mismo tiempo, familiares.
—¿Por qué tengo… una mano?
Cerré el puño con suavidad, luego lo abrí por completo. Repetí varias veces el movimiento de doblar y estirar los dedos, como un bebé. Sentía todas las sensaciones.
—……¿¿¿???
Esta vez cerré el puño con fuerza. Las uñas bien recortadas se clavaron en la palma, causando un dolor punzante.
…Esto no es un sueño.
Me incorporé de golpe. Bajé la vista. Lo que vi esta vez fueron pies humanos.
Ries abrió la boca de par en par.
‘¡Estoy… de pie, sobre dos piernas!’
Elevó la mirada. Primero vio unas pantorrillas delgadas, luego brazos y un torso delgado pero firme. Al observar ese cuerpo claramente humano, finalmente sus ojos se fijaron al frente.
En el cristal transparente se reflejaba el rostro de un hombre.
—……¡Ja, ja!
Un cabello tan dorado como si estuviera hecho de hilos de oro, una piel blanca como la nieve llenaban su campo de visión. Los ojos eran grises plateados, idénticos a los que tenía cuando era gato.
Se pellizcó las mejillas suaves de un lado a otro. Tiró tan fuerte que casi le salieron lágrimas. Su rostro, de rasgos limpios y encantadores como una muñeca hecha por un maestro artesano, se deformó bajo sus manos sin piedad.
Aun así, no pudo evitar reír. Ries se cubrió el rostro con ambas manos y se echó a reír con fuerza por un buen rato.
‘Pensé que ya me había acostumbrado, pero supongo que no.’
De lo contrario, no estaría tan feliz de haber dejado el cuerpo de gato. Exhaló lentamente y se frotó el rostro un par de veces.
La emoción poco a poco se calmaba.
Lo que quedó después fue
—…….
Ries volvió a mirar al frente y dio un respingo. Así que por eso el aire le parecía tan frío. Estaba completamente desnudo.
Si tuviera pelaje, no estaría tan helado. Borró apresuradamente el pensamiento que surgió sin querer y extendió la mano.
‘Lo siento. Luego lo devolveré.’
Primero tenía que arrancar una cortina. No podía andar por la mansión así como así, necesitaba al menos algo de tela para cubrirse.
Si llegaba a cruzarse con alguien estando desnudo… sí. No podía pensar en otro futuro que no fuera ser echado de inmediato.
Una tela de terciopelo verde oscuro se envolvió alrededor de su cuerpo. Por suerte, era más liviana de lo esperado.
Primero, tenía que ir a donde había planeado. Ahora que podía caminar más rápido, llegaría a la galería enseguida. Las preguntas complicadas (por qué su cuerpo cambió de repente, quién era el dueño de esa voz de hace un momento) podían esperar.
La luz de la luna caía suavemente detrás de Ries, que caminaba con prisa. Como si lo despidiera.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
Dentro de la galería, donde no se filtraba ni un solo rayo de luz. Era un espacio silencioso, sin nada más que los retratos alineados en fila. Entonces, un sonido retumbó: el de una pared deslizándose para abrirse.
Sepite, que flotaba en el aire tumbado de espaldas, levantó la cabeza. Estaba esperando recibir a ese ridículo y pequeño animal, pero…
Lo que vio fue a un joven envuelto torpemente de pies a cabeza con una enorme tela.
―¿Huh?
Aunque sus facciones eran desconocidas, Sepite, usando su aguda mente, pronto comprendió que aquel hombre era el invitado que estaba esperando.
Habló con una voz sin entusiasmo.
―¿Qué es esto? ¿Sí podías convertirte en humano, entonces?
Y eso que había dicho que no podía. Pero al final lo hizo por su cuenta. Definitivamente, un Myojok es un Myojok. Internamente, lo aceptó.
Sin embargo, había una cosa que le molestaba, esa expresión. Tenía una cara tan deprimida como si cargara con todas las penas del mundo.
—Señor…
Lo llamó con una voz apagada, y luego se dejó caer en el suelo.
―¿Qué rayos?
Enderezó su postura. ¿Acaso le había pasado algo en ese breve tiempo? Aunque reaccionó con desgana, al ver el estado de Ries, empezó a sentirse preocupado.
Frente a ese Sepite, Ries confesó con una voz desolada su preocupación.
—…¿Cree que Justin me seguirá encontrando adorable?
Él guardó silencio unos segundos y se frotó la oreja. Seguramente había oído mal.
―¿Qué dijiste?
Pero el otro insistió.
—¿Y si ahora que soy humano, empieza a actuar distante conmigo? Haah… hasta ahora he sobrevivido solo por ser adorable.
―…….
En este mundo sigue habiendo todo tipo de locos. Sepite volvió a dejarse caer en el aire de espaldas.
Qué actitud tan poco seria. Su expresión aburrida claramente indicaba que había perdido todo interés. La molestia empezó a subirle.
Cuando recién se transformó en humano no se sintió así. Aunque había vivido unos meses en piel de gato, la verdadera identidad de Ries era humana. Aunque no lo recordara muy bien.
Había recuperado el cuerpo que tanto anhelaba. No tenía motivos para no estar feliz. Incluso si ahora parecía una oruga envuelta en una cortina, sus pasos eran ligeros.
Pero no pasó mucho antes de que un pensamiento lo golpeara como un rayo.
‘…¿Qué haré cuando tenga que volver?’
El rostro dormido de Yustine le vino a la mente. La ansiedad lo invadió.
Justin fue quien decidió protegerlo, quien lo acogió, quien le dio un nombre. Todo eso lo hizo pensando que era un gato. Ries, ahora en cuerpo humano, no era más que un extraño para él.
‘No… eso sería lo mejor que podría pasar.’
Bajó la mirada con desesperanza. La cortina verde ondeaba y se arrastraba por el suelo con intensidad.
Analizó su apariencia objetivamente.
No solo se había colado desnudo en la mansión, sino que también había robado una cortina y se la había enrollado en el cuerpo, y ahora caminaba por ahí como si nada… un extraño.
Cerró los ojos con fuerza. Ya no quería pensar más.
Incluso si lograba probar que era Ries, Justinno era alguien que abandonara al gato que había estado criando solo porque se convirtió en humano.
Pero… pero aún así.
―…Adorable.
Recordaba esa voz que, aunque tenía un tono calmado, llevaba un leve temblor. Rebosaba tanto amor que casi se desbordaba.
¿Si regresaba con este aspecto, lo miraría con los mismos ojos? ¿Le hablaría con la misma voz? No estaba tan seguro.
‘¿Y si empieza a mantener distancia?’
Sinceramente, creía que al menos dos tercios de la cercanía entre él y Justin se debían a lo adorable que era su apariencia. Ries empezaba a preocuparse de verdad.
Podía imaginarlo sin dificultad, Justin con la mirada fría de quien ve algo totalmente ajeno, que ni siquiera se acercaría a tocarlo. Esa idea le revolvía el estómago.
Apretó el puño en silencio.
Sí. Debía admitirlo. Ries por fin le puso nombre a la emoción que hervía en su interior.
¡Esto era decepción!
Era para volverse loco. Quería rodar por el suelo dando patadas a la cortina, gritarle al vacío.
‘A esta edad… me siento herido por no ser adorable… yo…’
Sentía que había cruzado un río del que no podía volver.
Incluso él se alejaría si estuviera en el lugar de Justin. Esperaba haber adoptado un gato, y de repente aparece un humano… no. ¡Pero si han compartido tanto tiempo! Sacudió la cabeza. El tiempo que pasaron juntos no fue breve.
Justo cuando intentaba racionalizarse, una voz interior comenzó a contraargumentar una a una todas sus excusas.
Aunque no fuera intencional, lo recogieron pensando que era un gato y resultó ser otra cosa por dentro. Viéndolo bien, eso era prácticamente una estafa, ¿no?
…Después de darle vueltas a todo esto, cuando por fin llegó a la galería, tenía el rostro descompuesto.
—Lo digo en serio.
Y sin embargo, el espíritu frente a él no parecía tomarlo en serio.
Con esa postura tan relajada, y esa mirada de “he visto a todos los locos del mundo”. Más que ansiedad, le empezó a dar rabia.
Ries lo fulminó con la mirada, como si lanzara fuego por los ojos. Se oyó un clic, un chasquido de lengua.
―¿Hablas en serio ahora mismo?
Una voz cargada de absoluta lástima. Justo cuando Ries estaba a punto de estallar…
―¡Tonto! ¡Eres un Myojok, un Myojok! ¿Por qué te complicas si puedes volver a ser un gato cuando quieras?
—……¡!
Pshhh. Su mente se enfrió.
La solución era tan simple que hacía quedar en ridículo toda la ansiedad que había sentido.
‘¿Cómo no pensé en eso?’
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♥ Gracias ♥
Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥