El gato está en huelga - Capítulo 30
Dicen que en las crisis los lazos se fortalecen, y Ries y Justin no se separaban ni un momento. Estaban tan acaramelados que casi goteaban miel.
El único que sufría era Ketir, atrapado entre ambos.
‘¿Qué diablos pasó en el solo día que estuve fuera?’
No. Mejor no tener curiosidad. De inmediato desechó la duda y se recompuso la expresión.
En su lugar, eligió entre todas las cosas que tenía para decir, una con la que empezar.
—Duque.
—Mm.
—Sabe lo que voy a pedirle, ¿cierto?
—…Más o menos.
—Concéntrese en su trabajo mañana, por favor. Si sigue así, me va a matar, de verdad.
—……Lo intentaré.
Que se haya pegado a Ries como un chicle, en otras palabras, significa que no había trabajado nada. Tal como se temía, los documentos sin revisar seguían amontonados sobre el escritorio.
Ketir suspiró profundamente y comenzó a recogerlos.
—Se lo haré esta vez solo como agradecimiento por todo lo que me ha ayudado. Pero la próxima, olvídese.
—Gracias.
—Hah…
Y tras ese profundo suspiro, se marchó.
Ries lo observó mientras abría la puerta, y luego desvió la mirada hacia la ventana.
En el cielo, que comenzaba a oscurecerse por los bordes, colgaba una luna redonda. Era luna llena.
Es hoy. El día en que se encontraría con Sepite. Cuando la noche estuviera en su punto más profundo y Justin cayera dormido, pensaba usar la habilidad que había practicado tantas veces para abrir la puerta por sí mismo y salir.
Solo había un obstáculo.
—…….
—¿Quieres que te cepille un poco más el vientre?
Ese hombre que estaba tan concentrado en cepillarlo.
Ries recordó cómo Justin manejaba la espada. Su agilidad y precisión eran tan impresionantes que ni siquiera un gato como él podía seguirle con la vista.
Con ese nivel, no podía no tener el oído agudo. Un solo movimiento en falso bastaría para despertarlo.
Estuvo unos segundos frunciendo el ceño en profunda reflexión, pero luego sacudió la cabeza con decisión.
‘Ya saldré como sea.’
Haber llegado hasta aquí y ahora acobardarse por miedo a despertarlo sería una tontería.
Esto involucraba el resto de la vida de su amo. Si él estaba en paz, su gato compañero también podría estar en paz.
Ver a Justin sufrir ataques cada tres días y tener que tomar medicina…
‘No me gusta.’
Nada. Absolutamente nada le gustaba.
Un amo que era feliz con cosas tan simples como que le cepillaran el pelaje. Verlo sufrir por pagar el precio de algo que ni siquiera había hecho, era algo que Liese no quería presenciar nunca más.
Justin era su familia. Para Ries, ya se había vuelto inimaginable una vida sin él.
Así que tenía que romper la maldición como fuera. La llave estaba en sus propias patas.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
Su corazón latía con fuerza.
El sol ya se había puesto hacía rato, y su costado estaba tibio gracias al calor corporal de Justin. La cama seguía siendo tan mullida como siempre. En otras circunstancias, ya estaría profundamente dormido, pero por alguna razón, hoy no podía conciliar el sueño.
Cerró bien los ojos. Al bloquear la vista, su oído se agudizó.
Pero en lugar de calmarse, el sonido del corazón se hizo más fuerte. Era como si su corazón hubiese sido sacado de su pecho y colocado justo al lado de sus oídos.
Abrió los ojos apenas un poco, y sus miradas se cruzaron directamente con las de Justin, como si fuera una mentira.
—Parece que no puedes dormir.
—…Nya.
Al parecer, Justin lo había estado mirando todo este tiempo. ¿Se había movido tanto? Avergonzado, se frotó contra su cuerpo.
Justin le acarició suavemente el entrecejo. Al instante, se sintió adormilado. Si seguía recibiendo esa caricia con los ojos cerrados, probablemente se dormiría enseguida.
—…….
Pero no se durmió. Desde el principio no tenía intención de dormir profundamente, ya que tenía una cita acordada.
Aunque tampoco planeaba demostrar que no tenía sueño. Su bondadoso amo era el tipo de persona que, si sabía que su gato no podía dormir, se quedaría despierto con él toda la noche.
Con los ojos cerrados, se puso a imaginar. Un cordero saltando la cerca, dos, tres…
Cuando ya había demasiados para contarlos, Ries abrió los ojos lentamente. La mano que lo acariciaba ya se había detenido hacía rato.
Movió la cabeza con cuidado hacia atrás y observó a Justin. …No hubo respuesta.
Esta vez se acercó muy lentamente a su cabeza. Sus párpados cerrados no mostraban ni un solo movimiento. Contuvo la respiración y afinó el oído.
‘Uno, dos, uno, dos…’
La respiración era rítmica. Lo observó en silencio durante varios minutos y seguía igual.
Entonces, Ries lo confirmó.
‘Está dormido.’
Primer objetivo logrado. Movió las patas sin hacer el menor ruido y saltó desde la cama al suelo.
El grueso tapete amortiguó el sonido. Ahora, el objetivo era la puerta.
Había visto a Justin y a Ketir abrir y cerrar la puerta incontables veces, y además, él había sido humano en el pasado. No podía ser que no supiera abrir una puerta.
Con mucho cuidado se acercó al picaporte y, apoyando fuerza en sus patas traseras, saltó. Luego, se colgó del pomo con las delanteras.
El peso de su cuerpo hizo girar el pomo, y con un clic, se liberó la cerradura.
Su corazón volvió a latir con fuerza, pero esta vez por una razón distinta. Tragó saliva y miró hacia atrás.
‘…¿No se despertó?’
Observó en silencio la silueta sobre la cama. Afortunadamente, ni se movió. Conteniendo el suspiro de alivio, empujó la puerta con el cuerpo. No se atrevió a cerrarla del todo por miedo a hacer ruido.
‘Pero no puede resfriarse.’
Dejó solo una pequeña rendija. ¿Y si entraba aire frío y se resfriaba su amo?
Ketir seguramente lo habría regañado por preocuparse por una tontería así.
Ries caminó ligero. Aparte del suave sonido de sus patas sobre el suelo, todo a su alrededor estaba inquietantemente silencioso.
El aire del pasillo oscuro se sentía hoy especialmente denso…
‘…….’
Sus pasos se aceleraron. Tenía una enorme gana de darse la vuelta y traer a Justin con él.
‘Ugh. El-el ambiente…’
Era tan escalofriante que si un fantasma aparecía de repente, probablemente ni se sorprendería.
Sacudió la cabeza con fuerza.
‘¿Qué es eso de “probablemente”?’
Solo había dos opciones. Salir corriendo gritando, o desmayarse como la otra vez.
Cerró los ojos con fuerza. Justo ahora que había conocido a Sepite, sabía que los fantasmas existían. Y justo ahora, su imaginación se disparaba, llenando su mente de todo tipo de escenarios.
Todos igual de horribles.
Solo había una salida, pasar rápido antes de que aparezca uno. Cuando sintió que ya estaba suficientemente lejos del dormitorio de Justin, Ries comenzó a correr con todas sus fuerzas.
Atravesó el largo pasillo, bajó las escaleras a toda prisa…
Y de repente.
—¿Nya?
La oscuridad del interior se volvió luminosa.
No era que alguien hubiera encendido las luces. Detuvo sus patas como si estuviera hipnotizado y giró la vista hacia donde entraba la luz.
Al inicio del segundo piso. Justo en la primera esquina visible, la cortina que cubría una ventana estaba ligeramente abierta.
La luz venía de allí. Ries tiró con fuerza de la cortina con la pata delantera.
Tras una breve lucha, la cortina se abrió del todo. E inundó el lugar…
‘Ah.’
Luz de luna. Era luz de luna.
La luna brillaba tanto, que después de haber vagado solo por habitaciones oscuras, sus ojos se nublaron momentáneamente. Ries absorbió esa luz con todo su cuerpo.
Thump. Thump. Thump. Su corazón volvió a latir con estrépito. Le faltaba el aire. Le dolían los oídos.
Quería huir.
¿O… no quería?
‘Podría despertar Justin en cualquier momento.’
Si se daba cuenta de que su gato había desaparecido, sin duda abandonaría todo para buscarlo por toda la mansión.
Así que tenía que moverse. Pero sus patas estaban como pegadas al suelo.
Thump. Thump. Thump. Thump. Thump.
El latido aumentó. Sentía que le iba a estallar la cabeza…
Pero sus ojos seguían firmes, mirando al frente. La blanca luz de la luna lo inundaba por completo. Y seguía cayendo, y cayendo, y cayendo…
Y cuando su visión se volvió completamente blanca.
Chzzzzk. Un sonido extraño y chirriante retumbó en sus oídos. Otra vez, chzzzk chzzzk.
Y después, la voz de una mujer, distorsionada y débil.
—Te bendigo.
—■■■ el pasado ■■ y en ■■, te ■■ con…
No se entiende. Abrió la boca tratando de decir algo. Pero como si estuviera hundido en lo más profundo del océano, ninguna palabra se formaba.
Ries cerró los ojos lentamente. Aunque la mayoría de las palabras eran ininteligibles, la voz de la mujer sonaba extrañamente nítida.
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♥ Gracias ♥
Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥