El gato está en huelga - Capítulo 29

—Un mosquito.

 

Era un mosquito.

 

Justin, que se había acercado sigilosamente por detrás, también revisaba el suelo. El mosquito, que había perdido el conocimiento tras recibir un zarpazo del gato, temblaba de las patas.

 

¿Un mosquito con este clima? Más que eso, ¿también hay mosquitos aquí? Pensaba tranquilamente cuando se estremeció.

 

‘¿Era un mosquito? ¿Eso?’

 

Por más que lo mirara, no parecía un mosquito. Más bien, ¿qué era esa niebla de antes?

 

No tenía ni una sola pista, así que su mente no lograba funcionar. Después de mucho chirriar, finalmente sacó una única conclusión

 

‘Menos mal que no era una cucaracha…’

 

No tenía sentido, pero le consolaba.

 

Por su parte, Ketir suspiraba aliviado.

 

Cuánto miedo había pasado al ver a Ries en guardia total contra el vacío. Pensó que hasta el dormitorio del duque había sido invadido por un fantasma y casi se muere del susto.

 

Por suerte, solo era un insecto. No sabía por qué se había asustado tanto por un simple mosquito, pero como no era la primera vez que ese tipo actuaba raro, decidió dejarlo pasar.

 

A su lado, su amo abrió la boca.

 

—Es valiente. Aunque parecía asustado, se enfrentó a él. Y además eliminó a un insecto tan pequeño de un solo golpe… ¿No es impresionante?”

 

—…Sí. Ciertamente lo es.

 

Más hablador de lo normal, con los ojos brillando. Estaba claramente orgulloso.

 

Un sirviente sabio debe asentir sin dudar ante las palabras de su amo en momentos como este. Ketir asintió en silencio.

 

Pasaron tres días desde aquel incidente. No volvió a aparecer ningún insecto parecido.

 

Bueno, corrijamos eso.

 

Después de buscar incansablemente durante tres días, descubrieron una mosca de la fruta y una polilla, pero ninguna de ellas tenía esa niebla negra e inexplicable como el mosquito.

 

¿Cuál era la diferencia? Ries lo pensó detenidamente. Una larga mano se deslizó bajo su barbilla y empezó a rascarle suavemente.

 

—Prrrr, Prrrr, Prrrr.

 

Involuntariamente echó la cabeza hacia atrás y comenzó a ronronear. Sus pensamientos se cortaron de golpe.

 

Pensó en alejarse, pero en poco tiempo, esa idea desapareció como si fuera mentira. La habilidad de Justin para acariciar, que mejoraba cada día, lo rendía sin remedio.

 

Le rascaba la barbilla, luego acariciaba con cuidado la parte superior de su cabeza, y después masajeaba detrás de las orejas.

 

Después, desde la espalda hasta la parte superior de las caderas, pasaba suavemente la mano. Disfrutando plenamente del toque de su amo, se dio la vuelta y mostró el vientre.

 

Entonces Justin, como si tocara lo más precioso del mundo, comenzó a acariciarle el estómago. Cosquilleaba y era agradable.

 

Los ojos se le cerraban pesadamente. Así, poco a poco, el sueño…

 

‘No. No debo dormirme.’

 

Abrió los ojos de golpe. Casi se había quedado dormido.

 

Quizás por su esfuerzo por mantenerse despierto, Justin añadió en un tono cariñoso, aunque indiferente

 

—Si tienes sueño, puedes dormir.

 

Parecía listo para ofrecer su regazo como almohada en cualquier momento. En vez de aceptar rápidamente esa oferta, Ries lo miró fijamente.

 

Una hipótesis que no había podido verificar por la forma en que debía hacerlo, apareció sigilosamente. Una idea muy intuitiva inspirada en el incidente con el mosquito.

 

Por más que lo pensara, la niebla negra que rodeaba al mosquito y la energía que emanaba de la máscara de Justin parecían iguales.

 

No sabía cómo se había transferido, pero lo cierto era que él la había hecho desaparecer con su pata delantera.

 

…¿Entonces también funcionaría con Justin?

 

‘…¿Lo intento?’

 

Estaba a punto de enfrentar el dilema de tener que golpear a su amo, pero había una razón razonable.

 

Pronto saldría la luna llena. Eso significaba que el día para volver a ver a Sepite se acercaba.

 

El problema vendría después. Con mala suerte, tendría que esperar hasta la siguiente luna llena para volver a encontrarlo. Eso significaba perder un mes entero.

 

También se quedaría sin alguien a quien pedir consejo, lo cual, considerando que ya sabía poco, era una situación bastante grave.

 

Así que antes de ese encuentro, planeaba probar tantas cosas como pudiera y pensar junto a él, pero…

 

‘¿Por qué todo lo que se me ocurre es tan…?’

 

Ries echó una mirada a su pata delantera. Recordó claramente al mosquito aplastado brutalmente por esa pata.

 

Miró de nuevo a Justin. Sin saber lo que se venía, lo miraba lleno de afecto. Le pesaba la conciencia.

 

‘Uuugh…’

 

Pero debía hacerlo. Se armó de valor. Aunque ahora se sintiera culpable, a largo plazo era algo que valía la pena.

 

Ries finalmente tensó su pata delantera derecha. No al máximo, solo un poco.

 

—…¿Ries?

 

Justin pareció notar que algo no iba bien. Miraba alternando entre la pata levantada en ángulo y los ojos de gato afilados, mostrando una leve confusión.

 

—Miau.

 

‘Perdón, amo.’

 

Esto es todo por tu bien.

 

Ya había pedido disculpas. Como cuando salió valientemente a cazar mosquitos, Ries saltó y agitó su pata delantera.

 

—¡Ugh!

 

Aterrizó exactamente en el lado izquierdo, o derecho desde la perspectiva de Justin. Aunque su patita parecía suave y tierna, el sonido fue seco y brutal, ¡paf!

 

‘¿Oh?’

 

Ries abrió los ojos como platos. Sí hay efecto.

 

La niebla que cubría la mitad de la máscara empezó a disolverse desde el punto de impacto. Le pareció oír un chillido no humano en algún lugar.

 

—……¿?

 

¿Sintió algo extraño? Sorprendido por el golpe repentino, Justin se quedó completamente quieto, sin mover un solo dedo.

 

Como una onda al lanzar una piedra al lago. Al ver una reacción significativa, la esperanza renació.

 

‘¿Desaparecerá por completo? ¿De verdad?’

 

Esperó conteniendo el aliento durante unos segundos. Pero la niebla, que se había dispersado momentáneamente, volvió a juntarse como si nada.

 

—…….

 

Lo sabía. Pensé que esta vez todo iría bien, pero fue demasiado optimista.

 

Aun así, esto era suficiente. Ahora sabía que la clave para romper la maldición estaba en su pata delantera. Pero eso no quitaba su impresión personal

 

‘¿Una maldición que se rompe a base de zarpazos de gato?’

 

Vaya combinación más absurda…

 

Y de pronto, una idea lo atravesó como un rayo.

 

Un solo golpe, y se recuperó enseguida.

 

‘¿Y si fueran varios…?’

 

Desvió la mirada rodando los ojos. Ries dejó de lamerse la pata y miró con atención.

 

Cuando la maldición que cubría la mitad del rostro se tambaleó, Justin reaccionó claramente.

 

¿Y si daba más golpes? ¿Lo dejaría pasar también?

 

Sin darse cuenta de que sus pensamientos se volvían cada vez más descarados, los ojos de Ries brillaron.

 

Contuvo el aliento y observó a su amo.

 

Seguro que él también notó lo que estaba pasando…

 

—……

 

Pensaba que lo había entendido.

 

‘¿Por qué parece alguien herido…?’

 

Sintió sudor bajo las almohadillas de las patas. Estaban más que húmedas, pero su cuerpo estaba tan rígido que no podía moverse.

 

Justin rompió el silencio.

 

—Ries.

 

Su voz temblaba con una pena que conmovía. Liesse movió las orejas sin querer.

 

—¿Acaso… hice algo mal?

 

Una comprensión pesada cayó sobre él.

 

Justin no se había congelado al sentir la maldición agitarse… sino porque estaba en shock tras haber sido golpeado por su propio gato por primera vez.

 

Se había concentrado tanto en la reacción de la maldición que no pensó en eso. Ries abandonó de inmediato su plan.

 

‘Si lo golpeo más, esto se arruina.’

 

Mira esos ojos temblorosos. Si le lanzo más golpes, esta vez sí podría llorar por la herida emocional.

 

Tenía que calmarlo. Ries sintió un profundo sentido de responsabilidad por esta situación.

 

—Niaaaau. Nyaaaaa.

 

Se estiró de repente. Gracias al soporte de las rodillas de Justin, ahora tenían una altura similar.

 

Primero empezó lamiendo suavemente la zona golpeada. ¿La incomodidad de tocar la maldición? Eso quedaba en segundo plano.

 

—Mmmm. Nyaaaa.

 

Al maullar con la lengua fuera, la pronunciación se volvió pastosa. Esperaba que sonara más adorable.

 

Al observar cuidadosamente los ojos de Justin, notó que la ansiedad se había calmado un poco. Era un efecto claro.

 

Esta vez, acercó su hocico a los ojos de Justin. Sintió sus párpados rozar su boquita redonda. Al parecer había cerrado los ojos.

 

Como si diera un beso, presionó ligeramente. Se oyó el sonido de una respiración contenida.

 

—…Ries.

 

Listo. Ries se sintió aliviado al oír esa voz. La agitación que había notado antes desapareció por completo.

 

Lo que la reemplazaba era una leve emoción. Ya parecía haber olvidado por completo que le había dado un zarpazo.

 

Justin sujetó con cuidado el cuerpo estirado de Ries con su mano enguantada. Bajando la mirada, murmuró con timidez

 

—¿Una vez más… no se puede, verdad…?

 

Ries accedió encantado a esa tímida petición. Era también una celebración por haber desviado con éxito su atención.

 

Además, para ser sincero

 

‘¿Cómo puede uno resistirse a los besos de un gato?’

 

Míralo. Después de recibir otro besito, Justin no pudo contenerse y murmuró

 

—…Adorable.

 

Ese tono suave y dulce fue el toque final. Su cola se movía felizmente.