El gato está en huelga - Capítulo 24
Si hubiera que dividir a las personas entre miedosas y valientes, Ries pertenecería sin duda al primer grupo.
Aun así, logró adaptarse a este mundo gracias a su férrea voluntad de sobrevivir.
Por eso, merecería ser elogiado… ¿por qué, entonces, el mundo le daba estas pruebas?
—¿Ries?
Un paseo con Ketir.
Al principio, se sintió aliviado. Por mucho que abriera bien los ojos y mirara a su alrededor, no había ni rastro de fantasmas.
‘Debe estar atado a ese sitio.’
Si era así, entonces como hasta ahora, tal vez podría salir a pasear solo de vez en cuando. Solo debía evitar mirar siquiera hacia el segundo piso.
…Apenas tuvo ese pensamiento, divisó a lo lejos algo blanquecino.
‘No. Debe ser un error. Lo vi mal, seguro.’
Tenía que ser así. Ries lo negó con todas sus fuerzas. Pero no pudo evitar que su cola se erizara por la tensión.
¿Y qué pasó al final? Qué decir. Si de verdad lo hubiera visto mal, ahora no estaría quejándose de una prueba divina.
—¡Te encontré!
¡Uaaaaaah!
Si Ketir no hubiese estado a su lado, habría gritado a todo pulmón y roto en llanto. Ries se aferró de inmediato a su pierna derecha como una cigarra a un árbol viejo.
La figura semitransparente de una persona se abalanzaba velozmente. Fue el momento en que más envidió a Ketir. ¡Yo también quiero no ver fantasmas…!
Cerró los ojos con fuerza.
—Hmmm.
Sin embargo, la reacción posterior no fue como esperaba. Creía que se le acercaría a la cara como en la galería, pero en lugar de eso, se detuvo a una distancia prudente y comenzó a observarlo.
Ries abrió un poco los párpados. Como no se acercaba más, sentía que al menos seguiría con vida.
‘¡No es que no me dé miedo…!’
Tenía miedo. Las piernas le temblaban. Aun así, no apartaba la mirada de la figura fantasmal. ¡No fuera que, si miraba a otro lado, se le viniera encima!
Su mejor opción era quedarse fijamente mirando aquellas piernas medio deshechas, como si fueran niebla.
Desde el punto de vista humano
Un gato que se detiene en seco. Pegado a su pierna. Si uno se concentraba, podía notar cómo le temblaban las patas delanteras.
Y en ese estado, observaba con intensidad el vacío. Ketir también levantó la mirada y miró fijamente al mismo punto, pero seguía sin ver ese ‘algo’ que Ries veía.
Aun así, lo entendía por instinto. Ese ‘algo’ estaba allí, sin duda. Un escalofrío subió desde los pies hasta recorrerle toda la espalda.
Ketir llamó a Ries con voz temblorosa.
—¿Ri-Ries?
El gato se estremeció. Sabía que lo estaban llamando. Pero no apartaba la vista del lugar que observaba fijamente.
Como si estuviera convencido de que, si la apartaba aunque fuera un segundo, algo vendría tras él.
—Ries. ¿Qué te pasa?
Tomando valor, Ketir movió suavemente la pierna. Como era de esperarse, el gato no se movió ni un poco.
Ketir respiró profundamente. Aunque la situación era espeluznante y extraña, no podía dejarse arrastrar por algo que ni siquiera podía ver.
Con la experiencia de haber servido a su amo durante tanto tiempo, intentó mantener la calma.
—¡Hiiiaaak!
…Intentó mantener la calma.
Pero fracasó. Ries, que no había emitido ni un solo sonido hasta entonces, soltó un bufido y una alarma roja se encendió de inmediato en la mente de Ketir.
Sin dudarlo, alzó a Ries que estaba a sus pies y se dio la vuelta.
—……
¡A correr! Decidió ser honesto consigo mismo.
¡Odiaba todo esto de lo paranormal!
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
—¿Ketir? Volviste temprano.
Justin los recibió con sorpresa al ver que regresaban antes de lo esperado.
Pero en poco tiempo, su sospecha se centró en otra cosa. Como, por ejemplo, el rostro pálido de Ketir.
—Estás muy pálido. ¿Estás bien?
—…Mi señor.
Con un rostro no solo pálido, sino casi azulado, Ketir tomó aire, o mejor dicho, palabras. Luego bajó con cuidado a Ries, que llevaba en brazos.
Apenas sus patas tocaron el suelo, Ries corrió hacia Justin. Como si fuera lo más natural, él se agachó para recibirlo, y el gato saltó directo a sus brazos, maullando sin parar.
Podía parecer una muestra de cariño por reencontrarse con su dueño, pero para quien conocía la situación… se parecía más a una confesión de terror.
‘No será que por eso no quería salir de paseo…’
Recordó las veces que creyó que el gato no salía por estar enfermo.
Si al pasear solo vio ese ‘algo’, se asustó y se encerró en la habitación. Si por eso le pedía salir acompañado…
Era un gato tan inteligente que a veces uno dudaba si no sería en realidad una persona. Así que no era imposible. Y por eso, le dio miedo.
Glup. Ketir tragó saliva varias veces antes de hablar con seriedad.
—Creo que esta mansión está habitada por un fantasma.
—¿Fantasma?
Justin repitió con escepticismo esa palabra tan ajena. Su tono era tranquilo, pero su incomodidad era evidente.
Luego miró a la puerta cerrada, a Ketir con los labios apretados, y a Ries que maullaba en sus brazos.
Finalmente, asintió.
—…Entiendo.
—Sí… Gracias por creerme.
Pff. Por fin Ketir pudo soltar un suspiro de alivio. Era una actitud de ‘te creo porque eres tú’, pero con eso le bastaba.
¡Él mismo jamás imaginó que algún día diría en voz alta una locura como ‘aquí hay un fantasma’!
Había oído historias así.
Que cuando una persona muere, su alma debe cruzar el río del más allá para reencarnarse, pero si guarda un fuerte apego por su vida anterior, rechaza esa oportunidad y queda vagando por el mundo de los vivos.
Y que esas almas errantes a veces afectan a los vivos…
Pero nunca lo creyó. Nunca había visto algo así, y prefería centrarse en su vida actual antes que preocuparse por esas cosas.
Sin embargo, tras vivirlo en carne propia, su opinión cambió. Ahora solo quería dar gracias por no ver nada.
Aún así, lanzó una indirecta. Una muestra de compasión hacia Ries, que seguramente lo había visto todo.
—…Será mejor no dejarlo salir de paseo por un tiempo. Estaba realmente asustado.
—¡…!
Los ojos de Ries brillaron. Tanto, que parecía que le caían estrellas.
‘¿Estás pensando en mí? ¡Qué emocionante!’
Sus ojos decían algo así. Fue tanta la emoción, que Ketir apartó la mirada por un momento.
—…La verdad, no imaginé que tuvieras miedo. No volveré a obligarte a salir.
—¡Nyaaaak! ¡Nyaaang!
Justin asintió, ahora aún más convencido que antes. Tal vez debió haber mostrado desde el principio que Ries tenía miedo.
Solo había una persona y un gato frente a él, pero la sensación de vacío en el pecho… El frío que quedaba empezó a desaparecer rápidamente…
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
—…Para ser sincero, pensé que allí terminaría todo.
Ketir confesó con voz moribunda, sosteniendo unos cuantos fardos de documentos.
—No es como si los fantasmas fueran algo común. Aquella vez lo noté porque estaba con Ries, pero si hubiera estado solo, ni cuenta me habría dado. Así que pensé que no habría problema.
Pero no fue así. Negó con la cabeza, preocupado.
—Parece que me marcó como su objetivo. Si estoy con alguien, todo bien, pero si me quedo solo, aparece… como un… bueno, ya sabes. Sigue ocurriendo cosas raras.
Abrió los dedos de una mano y fue doblándolos uno a uno mientras explicaba.
—Cosas que no deberían caerse se caen, se escuchan golpes sin que haya nadie, las cortinas se abren solas, siento como si alguien me tocara el hombro, y además…
Dios mío. Ries, sentado sobre las rodillas de Justin, se llevó una gran impresión.
Así que había razones para ese rostro más demacrado. Había sido acosado a más no poder por el fantasma. Le daba cargo de conciencia sentir que él había sido quien lo conectó con esa entidad…
—Así que, por el momento, me quedaré por aquí. Si estoy con usted, mi señor, el fantasma no aparecerá. Y si lo hace, Ries lo verá y llorará, así que estaré bien. En ese momento, por favor, hágame perder el conocimiento.
De pronto, Ries se había convertido en una alarma contra fantasmas. Su amo era como un tótem que ahuyentaba espíritus… El gato ladeó la cabeza.
‘¿Tiene sentido… quizá?’
Mientras estuvo pegado a Justin, ni rastro del fantasma. Tal vez sí era un tótem.
Definitivamente, tenía que estar aún más pegado a él.
No se sabía si Justin era consciente de cómo lo estaban usando, pero habló con calma.
—…Dame los documentos. Te dejaré el sofá, duerme un rato.
—Eso no es posible.
—Es una orden.
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Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥