El gato está en huelga - Capítulo 118

  1. Home
  2. El gato está en huelga
  3. Capítulo 118
Prev
Novel Info

—¿Eh? ¿Qué pasa?

 

—Hay algo que quisiera preguntarle.

 

Justín no dijo de inmediato qué era ese “algo” que quería preguntar. Su boca se abrió justo cuando la cola que colgaba del trasero del muñeco empezó a agitarse, como si lo apremiara.

 

—Sé que ayer estuvo con Ries. ¿Acaso… le ocurrió algo?

 

—Hmm…

 

Sepite exhaló un murmullo grave.

 

Una pregunta tan predecible que hacía parecer inútil cualquier apremio. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podría preocuparle a ese mocoso?

 

La voz que fingía calma era, paradójicamente, el reflejo más claro de su ansiedad. Claro que una cosa no quitaba la otra. No tenía intención de convertirse en un adulto que va por ahí hablando más de la cuenta.

 

—No ha pasado nada que debas preocuparte. El mocoso ha tenido un pequeño cambio emocional… pero es algo que se resolverá con el tiempo.

 

—Ya veo…

 

—Así que no hagas la tontería de inventarte culpas y pedir disculpas por lo que no hiciste. Si esperas con paciencia, ya verás cómo ese mocoso vendrá por su cuenta a decirte que lo siente.

 

—……

 

Los ojos rojos, que hasta entonces contenían una leve inquietud, comenzaron a calmarse. Aunque lo que había recibido no era más que un “espera”, como si apenas le hubieran puesto carne a los huesos, eso bastó para tranquilizarlo.

 

Sepite se giró, satisfecho consigo mismo por haber calmado al descendiente con bastante destreza.

 

—El mocoso esperará. Si no tienes más preguntas, me retiro.

 

Justín no lo detuvo.

 

En la oficina, ahora vacía hasta del muñeco, él se quedó solo, girando la pluma entre los dedos. Su paciencia, que se había consumido, comenzaba a regenerarse.

 

Puede esperar. Debe hacerlo. Justín repitió esa frase para sí mismo una y otra vez, como una advertencia.

 

  ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

 

Mientras tanto, Ries, que no había notado que Sepite no lo seguía, se dirigió al desván. Al encontrarse con Hillein, recibió una noticia inesperadamente alentadora.

 

—Lo haré.

 

—¿Eh?

 

—Haré lo que dijiste. Justín… quiero conocer a mi hijo.

 

—…¡!

 

No se sabía qué cambio interior había experimentado, pero de pronto había cedido en su terquedad. Ries tembló, olvidando por completo que ese fantasma frente a él era la causa de su angustia.

 

Desde el principio, había insistido en ver a Hillein hasta el hartazgo solo para lograr ese encuentro entre ella y Justín. Por fin, todo su esfuerzo comenzaba a dar frutos.

 

Fue por entonces cuando Sepite apareció, siguiéndolos.

 

—¿Eh? ¿Qué pasa? Parece que ya lo dijiste.

 

—¿Miaaaaauk?

 

¿Cómo que ya lo sabía?

 

El rostro del gato, con la boca abierta de par en par, se giró bruscamente hacia un lado. En su carita compacta se dibujaban la sorpresa y un leve dejo de traición. Sepite, que captó esa emoción sin dificultad, soltó una risita sarcástica.

 

—Vaya, ¿ya estás en condiciones de escuchar?

 

—……

 

Dicho así, no quedaba mucho por responder.

 

Sepite tenía razón. En el estado mental de ayer, por más que le hubieran hablado, nada habría calado en sus oídos. Bajó la mirada con docilidad y la devolvió a su sitio.

 

Un rostro azulado, marcado por la expectativa y la inquietud, dominaba el campo visual. No importaba qué tipo de razonamiento había seguido Hillein para llegar a esa decisión.

 

Lo verdaderamente importante era que había decidido encontrarse con Justín. El resultado que tanto había anhelado se desplegaba ahora ante sus ojos.

 

En el fondo, deseaba llevar a Hillein con Justín de inmediato, pero…

 

—Nyaak. Meoow.

 

Las cosas no eran tan simples. Para empezar, cambió de cuerpo, con la intención de conversar más a fondo. La sensación, ya familiar, envolvió su cuerpo en una forma redondeada, y su campo de visión se elevó.

 

—Ah… todavía no he podido acariciarte ni una vez…

 

—……

 

Esa voz melancólica, cargada de nostalgia, mejor ignorarla por ahora. Ries carraspeó suavemente y abrió la boca.

 

—Fue una buena decisión. Pero… no es algo que pueda hacerse de inmediato. Necesito practicar un poco.

 

—¿Practicar? ¿Qué tengo que hacer?

 

—Es que… no es Hillein quien debe practicar, sino yo.

 

Así era. Por mucho que uno decidiera facilitar una conversación entre ambos, no significaba que pudiera lograrse al instante.

 

Un humano común no puede ver espíritus a menos que se den circunstancias especiales. Justín no era la excepción. Por eso, para que pudiera hablar con Hillein, hacía falta un mediador.

 

Ese mediador era Ries. Al transmitirle constantemente su poder a Hillein, podía ayudarla a manifestar brevemente su apariencia en el mundo real.

 

En otras palabras, era una materialización parcial, y Ries actuaba como el ancla que la mantenía en la realidad.

 

Creo que puedo hacerlo.

 

Aunque nunca lo había intentado en serio.

 

Aun así, una certeza difusa comenzaba a tomar forma. Tal vez era parte de esa intuición extraña que a veces le susurraba al oído la dirección que debía tomar.

 

Si adapto lo que hice con Sepite… creo que funcionará.

 

Recordó la sensación de haber sostenido en sus manos una forma que, en teoría, solo debía haber atravesado. También cuando conoció a Hillein por primera vez, la había sujetado con una impresión parecida.

 

Si lograba ajustar un poco ese proceso, torcerlo con cuidado, sería posible que incluso los ojos de un humano común pudieran percibir un alma.

 

Claro que haría falta algo de ensayo y error. Pero… antes de empezar en serio, había algo que debía preguntarle a Hillein.

 

—¿No le gustaría entrar en un muñeco?

 

El último recurso que le quedaba a Ries.

 

Si entraba en un muñeco, obtendría un “cuerpo” legítimo, visible para los humanos, con el que incluso podría hablar con ellos. Sin ir más lejos, había un testigo presente en ese mismo instante.

 

El único inconveniente era que, una vez dentro, no podría salir a voluntad. Por eso lo preguntó con cautela, pero la respuesta fue tajante.

 

—Eso no.

 

—……

 

—……

 

—……

 

Un silencio ambiguo se instaló entre ellos. No era la situación más apropiada, considerando que tenían justo en medio a alguien atrapado en el cuerpo de un muñeco.

 

Ries desvió la mirada con ojos turbios y añadió en voz baja:

 

—Entiendo. Entonces… ¿podría darme su mano un momento?

 

—Aquí.

 

Una mano semitransparente se extendió hacia él. Ries respiró hondo y la tomó. Primero sintió un frescor tenue, luego, en la yema de los dedos, una textura indistinguible de la piel humana.

 

Hasta ese punto, todo era similar a lo que ya había hecho antes. Movilizó el poder que habitaba en su interior de forma instintiva, como cuando usaba sus patas para golpear a quienes albergaban malas intenciones hacia Justín.

 

Solo que esta vez no debía concentrarlo en un solo punto. No mirar el árbol, sino el bosque. Expandirlo más lejos, más amplio, más hondo, y permitir que lo que salía de su mano regresara a él, formando un gran ciclo.

 

Cerró los ojos y, en su mente, dibujó una y otra vez la imagen que deseaba.

 

—Oh…

 

Un pequeño suspiro de asombro escapó entonces. Tomándolo como señal, Ries alzó los párpados. Hillein seguía viéndose igual que antes, pero…

 

El cambio comenzó a manifestarse poco a poco. Su cuerpo, que debería lucir apagado, empezó a llenarse de una vitalidad visible.

 

Aunque su aspecto general seguía siendo casi monocromo, y al mirarla de cerca aún se percibía cierta disonancia que delataba que no era humana, eso bastaba.

 

—¡Guau! ¡Mi cuerpo!

 

Hillein también notó el cambio y se iluminó de alegría. Incluso alzó los brazos con entusiasmo. Pero antes de que pudiera hacer nada más, su cuerpo volvió a su estado anterior.

 

—Ti-tiene que seguir tomándome la mano.

 

—Ah, claro. Perdón. Me emocioné demasiado.

 

Volvieron a tomarse de la mano. Como ya lo habían intentado una vez, esta vez el cuerpo de Hillein recuperó su vitalidad aún más rápido. Ella lo observó con ojos llenos de curiosidad y empezó a hablar con entusiasmo.

 

—No pensé que podría sentir algo así. El cuerpo se siente pesado. De verdad parece que mis pies tocan el suelo. Es como si… como si hubiera vuelto a la vida.

 

—…¿No le gustó?

 

—¡Claro que no! Ya te lo dije, ¿no? Se siente como si hubiera vuelto a la vida. ¿Cuándo más podría experimentar algo así, estando muerta desde hace tanto? Hay que disfrutarlo mientras se pueda.

 

Lo preguntó por si acaso, pero la respuesta no se desvió ni un milímetro de lo que esperaba. Por el leve oscurecimiento en sus mejillas, incluso parecía que se había sonrojado.

 

“Si es bueno, es bueno.”

 

Pero lograrlo no era el final del camino.

 

Para que Justín y Hillein pudieran conversar con calma, debía mantener este estado el mayor tiempo posible… Si interrumpía el flujo de energía aunque fuera por un instante, el cuerpo que tanto esfuerzo le había costado materializar se desvanecería, como antes.

 

En otras palabras, se requerían concentración, constancia y una dosis razonable de paciencia.

 

Tal vez, si repetía el proceso hasta que se volviera parte de su cuerpo, podría volverse más hábil. Pero eso era más fácil decirlo que hacerlo.

 

—Entonces… ¿pensaste en lo que te dije ayer?

 

Los obstáculos para mantener la concentración no venían solo desde dentro. También había factores externos. La mano de Ries tembló, y al instante, el cuerpo de Hillein perdió todo su brillo.

 

—¡Ah!

 

—Hmm… Me parece que ese tema no fue la mejor idea. Mira cómo está. Si sigues pinchándolo así, en vez de concentrarse, va a salir corriendo con el rabo entre las piernas.

 

—No-no, eso no puede ser… Ries, ¿fue por lo que dije? Lo siento. No quise interrumpirte. No volverá a pasar. Aunque… sí me da curiosidad, así que cuando termines de practicar…

 

—Ejem, ejem… E-está bien, no pasa nada.

 

Intentó a toda costa recoger los pensamientos que se habían desparramado como ramas en todas direcciones. Aun así, tartamudeó varias veces, y no pudo hacer nada por el rubor que se le había subido a las mejillas.

 

Intentó a toda costa recoger los pensamientos que se habían desparramado como ramas en todas direcciones. Aun así, tartamudeó varias veces, y no pudo hacer nada por el rubor que se le había subido a las mejillas.

 

“…Si tan solo no hubiera añadido esa última frase.”

 

Titilante, aunque tenía a Hillein justo delante, el rostro enmascarado de Justín flotaba una y otra vez en su mente.

 

Hasta ahora pensaba que, salvo por la sonrisa, no se parecían tanto. Pero al ver cómo se superponían sin cesar, comprendió que, en realidad, eran muy parecidos.

 

Después de cinco intentos fallidos, finalmente logró mantener la materialización parcial durante un tiempo nada despreciable.

 

Y luego, Ries salió corriendo.

 

—Ah… se fue.

 

—Y cómo no, si tú no parabas de echarle leña al fuego. Bastante confundido estaba ya el pobre, y tú ahí, revolviéndolo todo.

 

—Uuuh… lo siento.

 

—…Aun así, tu método no fue incorrecto. Puede que pronto tengamos buenas noticias.

 

Como si nunca se hubiera desanimado, los ojos de Hillein volvieron a brillar. Todos los ojos de los fantasmas deberían parecer igual de apagados, pero ella… ella parecía chispear.

 

—Jeje, de verdad… Si por mí fuera, me metería en un muñeco como el ancestro, solo para poder quedarme a observar. Pero el tiempo no está de mi lado, qué lástima.

 

—Mmm…

 

Sepite frunció el entrecejo por un momento. Estar atrapado en el cuerpo de un muñeco había sido, para él, poco menos que un accidente. Pero sabía que Hillein ni siquiera había tenido la opción de elegir.

 

—¿Es porque no quieres mostrarle tu final?

 

—¿Qué padre querría mostrarle algo así a su hijo? Solo deseo que ese niño no se culpe por mi culpa. Por eso, esta es mi decisión.

 

Los ojos redondos del muñeco se entornaron.

 

Lo supo desde el primer momento. El alma de Hillein estaba ya demasiado desgastada. Si había que buscar una causa, seguramente era por haber permanecido demasiado tiempo cerca de Justín.

 

Una maldición tejida por la acumulación de la malicia de muchos. Para los vivos, solo provocaba escalofríos y repulsión. Pero para los muertos… su influencia era mucho más profunda.

 

Las almas suelen quedar atrapadas en este mundo por el apego que sienten en el momento de la muerte. Ese apego suele estar hecho de emociones intensas: odio, amor, añoranza, arrepentimiento… emociones que se convierten en cuerdas.

 

Apegos y maldiciones, ambos tejidos con emociones. Por compartir esa esencia, están inevitablemente conectados. Por eso las almas reaccionan con mayor sensibilidad a las maldiciones.

 

Pero ¿cómo comparar el apego de una sola persona con la malicia de cientos o miles?

 

Un contacto breve no representa un problema. Solo una presión intensa de frío, miedo y angustia que aprieta el alma. Pero si se permanece demasiado tiempo cerca de una maldición…

 

El apego que actúa como ancla —la esencia misma del alma— comienza a dañarse. Y Hillein lo sabía. Sepite dejó escapar un suspiro profundo.

 

—Qué necedad…

 

Si el daño se vuelve irreversible, solo hay dos caminos: corromperse y convertirse en un espíritu maligno, o que la esencia se rompa y se disuelva.

 

Lo que aún retenía a Hillein era su amor maternal, su deseo de seguir observando a su hijo. Una contradicción dolorosa. Decidió herirse por ese amor, y al mismo tiempo, ese amor la mantenía atada a este mundo.

 

Pero también estaba seguro. Ries tenía razón.

 

Ese descendiente torpe, lleno de pensamientos dispersos, que apenas podía seguirle el ritmo… incluso él debía saberlo.

 

Que alguien capaz de amar así era su madre. Y que, durante un tiempo larguísimo, ella había ofrecido ese amor sabiendo que jamás podría alcanzarlo.

 

Vistas totales: 0
Prev
Novel Info

Comments for chapter "Capítulo 118"

MANGA DISCUSSION

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

You must Register or Login to post a comment.

♥ Gracias ♥

Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥

All Genres
  • +19 (183)
  • Acción (48)
  • Adulto (184)
  • Apocalíptico (5)
  • Aventura (23)
  • BDSM (17)
  • BL (179)
  • Ciencia Ficción (12)
  • Comedia (120)
  • Crimen (26)
  • Demonios (18)
  • Deportes (7)
  • Descensurado (18)
  • Drama (294)
  • Ecchi (17)
  • Familia (22)
  • Fantasía (214)
  • Gender Bender (6)
  • GL (6)
  • Gogogo (70)
  • Harem (18)
  • Histórico (58)
  • Horror (7)
  • Isekai (19)
  • Josei (115)
  • Magia (28)
  • Mazmorras (4)
  • Militar (7)
  • Misterio (27)
  • Omegaverse (10)
  • Psicológico (28)
  • Reencarnación (34)
  • Regresión (15)
  • Romance (350)
  • Seinen (5)
  • Shoujo (94)
  • Shounen (13)
  • Sistemas (2)
  • Smut (100)
  • Sobrenatural (42)
  • Soft BL (27)
  • Supervivencia (11)
  • Terror Psicológico (10)
  • Thriller (9)
  • Tragedia (36)
  • Trasmigración (17)
  • Vampiros (3)
  • Venganza (20)
  • Vida cotidiana (47)
  • Vida escolar (53)
  • Videojuegos (7)
  • Wuxia (0)

Madara WordPress Theme by Mangabooth.com

Sign in

Lost your password?

← Back to New Cat

Sign Up

Register For This Site.

Log in | Lost your password?

← Back to New Cat

Lost your password?

Please enter your username or email address. You will receive a link to create a new password via email.

← Back to New Cat