El gato está en huelga - Capítulo 09
—……No.
Una voz firme, para haber dudado. Incluso retrocedió, como si no debiera tocarla.
Fresa lo miró hacia arriba con ojos redondos y brillantes. Los ojos rojos que se veían entre la máscara temblaban sin rumbo.
Está claro que le parecía adorable. Sin embargo, el hombre seguía mostrando señales de querer irse, así que Fresa decidió dejar de actuar lindo y cambiar de estrategia.
Corrió hacia él y clavó sus garras en los pantalones del hombre.
—¡Nyaaaang!
¡Llévame contigo! Chilló con fuerza.
El hombre se quedó inmóvil otra vez. Sus ojos rojos parecían estar mirando algo incomprensible.
Su mano flotó sobre su cabeza. Podría haberlo empujado con el pie, pero parecía temer hacerle daño, su mano apenas se acercaba. ¡Sabía que no me había equivocado al elegirlo! Fresa brilló con los ojos.
Pero era difícil oponerse a la mano de un hombre robusto. Dudando, el hombre lo levantó y lo separó de él.
—No.
Su voz fue aún más firme que antes. ¿Y crees que me voy a rendir? Fresa corrió hacia el hombre que había retrocedido.
El hombre dio un pequeño respingo al intentar retroceder más.
—……¿Está herido?
Ah, ahora que lo pienso, me había torcido el tobillo. Al parecer, cojeé sin darme cuenta. Pensé que tenía mala suerte, pero ahora veo que no era así.
El hombre se agachó. Fresa sintió una posibilidad en ese gesto.
—¡Nyaaaang. Nyang!
Se acercó y frotó su cabeza contra su pierna. Aunque su pelaje blanco y amarillo quedó pegado a los pantalones negros, ni el gato que soltaba el pelo ni el dueño que lo recibía parecían preocuparse.
El hombre murmuró con voz pensativa
—¿No me temes?
¿Tenerle miedo? En ese instante, Fresa se aferró con ambas patas delanteras a su pierna. Incluso lamió cuidadosamente el dobladillo del pantalón donde había clavado las garras.
—¡Nyaang!
¡Adóptame, humano!
A pesar del ferviente grito, el hombre guardó silencio por un buen rato. Cuando el sueño empezaba a vencerlo por la modorra post-almuerzo, él finalmente se movió.
Se quitó la capa que llevaba puesta y la extendió en el suelo. Fresa, comprendiendo su intención al instante, se lanzó sobre ella.
El hombre lo cubrió cuidadosamente con la tela negra. Aunque su cuerpo quedó envuelto y solo asomaba su rostro, resultaba lo bastante cómodo como para gustarle.
El hombre tomó en brazos al gato envuelto como un tamal en la capa. Sus manos, aunque torpes, eran increíblemente suaves.
—…Estar a mi lado no es algo bueno. Solo estarás conmigo hasta que tu pierna se recupere.
Su baja voz resonó como una advertencia. Fresa no prestó atención y frotó su cabeza contra su pecho mientras movía las orejas.
Calor agradable, una capa acogedora, un vaivén rítmico. Todo era perfecto. El sueño, que se había ido por un momento, volvió a envolver a Fresa.
Un rato después.
—…….
El hombre miró hacia su pecho. El sucio gatito ya dormía con la boca abierta. Su expresión no podía ser más pacífica.
Ya era pequeño, débil y blandito. Y ahora incluso dormía…
—Mmm…….
Él murmuró suavemente. ¿Hasta dónde… se volverá blanda?
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
Abrió los ojos lentamente.
El suelo era mullido y el aire, cálido. Al darse cuenta, se incorporó de golpe.
‘¡Ack!’
El suelo blando casi la hizo rodar. Miró hacia abajo con cautela.
‘¿Un cojín…?’
Un cojín amarillo pálido estaba bajo sus patas. Era suave y esponjoso. Al presionar con fuerza, recuperaba su forma al instante. Parecía caro.
Ahora notó algo blanco enrollado en sus patas delanteras. Levantó una para observarlo.
‘¿Una venda?’
Parecía que lo habían curado mientras dormía. A excepción de la textura un poco rígida, era exactamente la venda que conocía. La lamió inconscientemente y se detuvo al darse cuenta.
‘Este cuerpo felino…’
Si no mantenía los sentidos agudos, se dejaba llevar por el instinto.
Bajó del cojín con cuidado. Aunque su pata estaba incómoda, no podía deshacer el vendaje que con tanto esfuerzo le habían colocado. Solo quedaba aguantar hasta que se curara.
La alfombra bajo sus patas era suave. Con la cama grande, el sofá, la mesita de noche y la chimenea, parecía el dormitorio de alguien.
No tan lujoso como el de la familia del Marqués de Merillin, pero tenía todo lo necesario. Claramente se había invertido bastante dinero.
‘¿Un noble?’
Recordó al hombre oscuro. ¿Un noble? ¿O un adinerado excéntrico? Fuera cual fuera, no daba la impresión de encajar.
Aunque la duda no duró mucho. ¿Qué importaba el estatus del futuro amo? Lo importante era que había dejado atrás la vida de gato callejero.
La voz del hombre diciendo que la dejaría ir cuando sanara hacía tiempo que la había ignorado. Fresa encendió su determinación.
‘Lo conquistaré antes de que mi pata sane.’
Para que me ruegue que no me vaya.
Justo entonces, como si fuera invocado por su pensamiento, unos pasos pesados se acercaron y la puerta se abrió.
—……Ya estás despierto.
El hombre miró a Fresa sentado en silencio, luego a la venda enrollada con cuidado, y se agachó. Pero mantuvo cierta distancia.
Fresa levantó la cabeza y lo observó. Seguía siendo completamente oscuro y sombrío.
Aunque su ropa había cambiado, seguía vistiendo de negro. Incluso la máscara que le cubría el rostro, salvo los ojos, seguía allí.
Sus ojos rojos se cruzaron con los de él. Parpadeó. Fresa le devolvió un parpadeo lento.
—…….
Un largo silencio siguió. Parecía que habían pasado minutos. ¿Estaba dudando en hablar o simplemente no tenía nada que decir? El hombre no abrió la boca.
Hasta que finalmente habló
—…Ya que viviremos juntos, debo presentarme. Soy Justin Laufe.
Dejemos de lado lo extraño que es presentarse a un gato que no entiende palabras humanas. Fresa abrió la boca con asombro.
‘Justin… ¿Laufe?’
Un nombre que jamás habría imaginado.
Laufe. Lo había oído muchas veces en la mansión del Marqués de Merillin.
El duque maldito. El hombre loco por la sangre. El único ser humano no bendecido por el dios Thalassa. Diana lo consideraba alguien a quien debía cuidar y al mismo tiempo temía.
Así que Fresa pensó que el ‘Duque Laufe’ era así, siniestro, cruel e inhumano.
‘…Pero esto no concuerda.’
Aunque vestía de negro incluso de día y usaba una máscara que no dejaba ver su piel, lo que podía relacionarse con la ‘maldición’ de la que tanto había oído…
Aún así, Justin Laufe era un hombre que se preocupaba por un gato callejero herido, le daba comida y lo llevaba a casa para curarlo.
No parecía alguien temible. Mientras lo observaba detenidamente…
—Tu expresión…
Él murmuró. Sus ojos rojos, como joyas, brillaban con suave curiosidad. Fresa compuso su expresión con rapidez.
‘…Me distraje por la sorpresa.’
Tenía los ojos bien abiertos y la boca abierta de par en par. Era obvio que estaba sorprendido. Lo bueno es que Justin parecía solo intrigado, no desconfiado.
Debía tener cuidado. Mientras se reprendía mentalmente, notó la mano de Justin flotando en el aire, indecisa.
‘¿Iba a acariciarme?’
Definitivamente está intentando ocultarlo. Fresa se animó y giró discretamente su cabeza hacia esa mano.
Pero por más que esperó, no se acercó. Al mirar de reojo, la mano seguía en el mismo lugar.
Le observó el rostro oculto tras la máscara. Sus ojos fluctuaban como si lucharan con pensamientos desconocidos.
Justo cuando comenzaba a preguntarse si estaba bien de la cabeza, él se movió torpemente.
—……Que no te dé miedo.
Otra vez esa frase. Aunque más que una pregunta, era un murmullo lleno de duda.
‘Claro que daba miedo.’
Especialmente la primera impresión. De noche, uno querría salir corriendo solo con verlo.
Pero ahora, no.
Aunque su aspecto era algo aterrador, lo que había visto de Justine en tan poco tiempo le parecía mil veces mejor que el Marqués Merillin. Solo con pensar en cómo la había tratado…
—¡Miau!
Soltó un maullido corto y se acercó a él, dando vueltas a su alrededor. Su cola rozó sus piernas varias veces.
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Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥