El gato está en huelga - Capítulo 07
Diana asintió con la cabeza. Sin embargo, sus labios apretados seguían cargados de tristeza, así que Chesif decidió dejar de consolarla en ese momento.
—Tengo un asunto que atender, así que debo marcharme. Como te has saltado la comida, pediré que te traigan algo ligero para llenar el estómago.
Salió de la habitación sin esperar respuesta. Un sirviente lo siguió de inmediato.
Una vez que se habían alejado lo suficiente de la habitación, Chesif le ordenó en voz baja:
—Tuvo suerte de desaparecer por sí solo. Haz solo como que lo buscas.
—Entendido.
Una ligera sonrisa se dibujó en sus labios. Por fin podría despedirse de ese asqueroso pelaje.
Tal vez si lo veía tirado en la calle más adelante, le lanzaría un pedazo de pan. Después de todo, gracias a el pudo acercarse más rápidamente a Diana.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
Afortunadamente, no aterrizó mal ni tuvo ningún percance. Aunque sí se torció un poco una pata.
Tan pronto como recuperó su libertad, Fresa se quitó el collar. Fue una batalla tan larga que terminó jadeando, pero al final logró escapar sin problemas.
Después, observó su entorno como hipnotizado. Las calles, con un fuerte aire medieval, eran bastante entretenidas de ver. Tal vez por la cercanía con las mansiones de la nobleza, el centro era más animado y limpio de lo que esperaba.
El único problema fue que no pudo disfrutar mucho del paisaje por miedo a ser perseguido. Fresa aceleró el paso.
Aunque las calles estuvieran bien pavimentadas, siempre había callejones oscuros. Fue a uno de esos lugares donde decidió adentrarse.
‘Necesito buscar un lugar donde esconderme.’
Ahora hacía sol, pero cuando cayera la noche, necesitaría un lugar seguro para dormir. Planeaba explorar los alrededores hasta el atardecer.
Pero ese plan no duró mucho. Tuvo que descartarlo al encontrarse con el lado oscuro de esta ciudad.
Tres figuras corpulentas se plantaron frente a él, cubriéndole el rostro con sus sombras. Las cicatrices en sus cuerpos mostraban lo dura que había sido su vida. Fresa tragó saliva, nervioso.
—Miaaau.
Tal vez si solo suena como un maullido…
—Oye, este es nuestro territorio. Si das un paso más, lo tomaremos como una invasión.
¿Con esa voz ronca? Qué demonios…
‘¿Puedo entender a los gatos?’
No sabía si eso era una bendición o una maldición. Cerró los ojos con resignación.
Decían que huir de casa era como entrar en el infierno… y empezaba a entender por qué.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
¿Y qué pasó después?
Me echaron.
‘Ah, cierto.’
Nunca pensé que llegaría a ser expulsado por otros gatos. Pero no tenía opción.
Eran tres contra uno, y no me sentía capaz de enzarzarse en una pelea de arañazos y mordiscos. Por mucho que se estuviera acostumbrando a mi cuerpo felino, eso era otro asunto.
Afortunadamente, ese día logré encontrar otro lugar donde no se percibía la presencia de otros gatos. Pero…
El problema vino al día siguiente.
‘No tengo nada para comer.’
Ya sea humano o gato, lo más importante es la comida y el alojamiento… Bueno, los gatos no necesitan ropa, así que solo comida y un lugar donde dormir.
En fin, conseguir comida era tan importante como dormir bajo techo.
Cuando decidí huir, pensó con optimismo, ‘Seguro que encuentro alguna fruta por ahí’. Pero no. Nada.
Las calles estaban tan limpias que casi no había árboles ni arbustos. Apenas unos cuantos árboles decorativos con hojas verdes, pero sin un solo fruto. Después de que me ahuyentaran por merodear demasiado, tuve que buscar otra estrategia.
Entonces se me ocurrió el segundo plan,
‘¿Y si reviso la basura?’
La vergüenza me invadió, pero era una idea que merecía la pena intentar.
Si las calles estaban tan limpias, la basura debía estar toda concentrada en algún punto. Con su buen olfato, encontrarla no fue difícil.
Sin embargo…
—¡Miaaau! ¡Ssshhh!
—¡Lárgate! ¡Este es nuestro territorio!
Un gato de ojos amarillos y mirada salvaje lo recibió.
—….
¿Aquí también? Suspiró con fuerza.
‘Pero si es solo uno… ¿quizás pueda ganarle?’
Miró a su alrededor con cautela. Si fueran tres o más, ni pensarlo. Pero tal vez uno solo… Aunque en cuanto pensó eso, sintió otras presencias rondando cerca.
Uno, dos, tres, cuatro… al menos cinco gatos.
Por supuesto. No podía ser solo uno. Estos también sabían que ese basurero era un tesoro. El que estaba en la entrada sonrió con malicia.
Al final, Fresa intentó negociar
—¡Solo dame una bolsa!
—Una bolsa por tres ratones.
Así continuó la conversación. Fresa, desanimado, tuvo que retirarse del basurero.
Empezó a pensar de nuevo. ¿No habría un lugar de donde saliera comida?
…Solo uno.
Estaba en pleno centro de la ciudad, rodeado de tiendas que vendían comida.
‘Tendré que robar.’
Fresa se disculpó en silencio con el dueño de alguna tienda desconocida.
Lo que no sabía era que incluso para robar se necesitaba habilidad.
En resumen, falló estrepitosamente.
ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ
Día 4 de su fuga y huelga.
Fresa ya lo aceptaba. Había sido demasiado optimista con el mundo fuera de la mansión y no tenía ningún plan real.
‘Tal vez no debí salir.’
Lo que antes consideraba un infierno ahora le parecía un lugar bastante aceptable. Al menos allí no pasaba hambre ni tenía que preocuparse por dormir.
El primer día sobrevivió gracias a lo que había comido antes de escapar. El segundo día no comió nada. El tercero, un pedacito de pan más pequeño que su pata delantera. Insuficiente para saciar el hambre.
Incluso intentó cazar un ratón, pero los malditos roedores nunca aparecían cuando se los necesitaba.
Así que la conclusión fue:
‘……Me estoy muriendo de hambre.’
Su estómago casi pegado a la espalda. Ironicamente, su mente estaba más clara… pero también más desesperada.
Por eso, estaba intentando robar por segunda vez.
Después de que casi lo patearan al primer intento, había evitado a toda costa acercarse a la gente. Pero la desesperación por el hambre lo hizo regresar.
Se pegó a la esquina de un edificio y contuvo su respiración. Según lo que había explorado antes, esta tienda tenía la ruta de escape ideal.
‘No puedo hacerlo sin un plan.’
En la tienda exhibían panes al frente, pero con tapas para protegerlos de los gatos callejeros. Los clientes señalaban lo que querían y el dueño lo sacaba para empaquetarlo.
Así que su oportunidad era cuando llegara un cliente.
—¿Qué pan está rico hoy?
Perfecto. Una mujer con muchas bolsas se acercó a la tienda. Fresa se agachó.
—¡Ay, señora! Todos están buenos, se lo aseguro. Pero si tengo que recomendarle, le diría este pan de papa. Compramos una gran cantidad hace poco, están dulces incluso al vapor. Le va a gustar.
—Entonces deme uno de esos… y dos sándwiches también, por favor.
—Todo junto son 20 monedas.
La mujer pagó y el panadero empezó a empaquetar. El delicioso aroma del pan le hacía la boca agua, pero Fresa se aguantó. Esperaba el momento perfecto.
Cuando la bolsa con el pan pasó a manos de la mujer…
‘¡Ahora!’
Saltó hacia ella, embistiendo directamente la bolsa. Todo su contenido salió volando por el aire.
—¡Kyaa!
—¡Ese maldito gato otra vez!
Gritos y caos. Mientras el panadero dudaba ante los chillidos de la clienta, Fresa logró atrapar con la boca un pan que cayó al suelo.
—¡Oye, maldito gato! ¡Detente!
Lo siento, pero yo también tengo que vivir… Se disculpó en su mente y salió corriendo por el callejón.
Se contuvo con todas sus fuerzas para no devorarlo ahí mismo. Comería cuando regresara a su escondite.
‘Con esto puedo sobrevivir al menos dos días.’
Tal vez incluso tres, si lo racionaba.
Recordó las palabras del panadero sobre lo delicioso que era el pan de papa. Solo de pensarlo, se le hacía agua la boca.
Pero ese pensamiento feliz no duró mucho. Fresa se detuvo en seco.
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♥ Gracias ♥
Hola muchas gracias a todos por leer en Newcat ♥