Welcome to the nightmare game (novela) - Capítulo 22

Capítulo 22 – Hospital Popular Nº1 de la Ciudad X (Parte 22)

Las palabras del doctor Lu reavivaron la llama de la esperanza en los demás. Bajo la mirada expectante de los tres, el doctor Lu dijo con orgullo:

—En este hospital hay un refugio antiaéreo con protección contra ataques nucleares. Fue construido cuando se estaban desarrollando sistemas de defensa subterránea a nivel nacional. Como este lugar era una zona clave, se construyó un refugio de nivel nuclear. Es extremadamente resistente.

—¿Dónde está ese refugio? ¿Está lejos de aquí? —preguntó Su He.

—Jejeje, ese refugio está en el mismo hospital. La puerta principal está fuera del edificio de consultas externas, es de acero grueso y difícil de abrir. ¡Pero yo sé dónde está la puerta trasera! —dijo el doctor Lu con un tono misterioso. Al ver que los tres lo miraban con ojos brillantes, finalmente lo soltó lentamente— La puerta trasera está en el pasillo de emergencias del edificio A. En verano, el personal del hospital suele meterse ahí para echar la siesta. Está oscuro y fresco, más cómodo que una habitación con aire acondicionado.

Después de altibajos en una situación desesperada, esa noticia fue como volver a pisar tierra firme. Qi Leren por fin sintió que sus pies tocaban suelo otra vez.

—Entonces, ¡apresúrate y llévanos! —lo apuró Xue Yingying.

—¡Síganme! —dijo el doctor Lu, sin perder tiempo, llevándolos hacia el edificio A.

La niebla envolvía el hospital, que parecía una tumba pálida y gélida. Aunque las luces estaban encendidas, la sensación de vacío y muerte persistía, y de vez en cuando aparecían fantasmas que los sobresaltaban.

Por el camino, vieron varios cadáveres descuartizados con números escritos al lado. Claramente, era obra del asesino. Qi Leren no pudo evitar sentirse afortunado, si no hubieran eliminado al asesino, ni siquiera habrían podido caminar tranquilamente hacia el edificio A. Las cámaras de seguridad eran imposibles de evitar.

—¿Ustedes creen que queda algún jugador con vida? —preguntó en voz baja Xue Yingying.

—Es posible. Tal vez alguien sigue escondido —respondió el doctor Lu.

Pero también podía ser que ya hayan muerto a manos del asesino o como sacrificio para los fantasmas…

—Si no están seguros, podemos ir a la sala de transmisiones y gritar algo por los altavoces, advirtiendo del peligro. Si aún así mueren, no será culpa nuestra —añadió el doctor Lu, encogiéndose de hombros.

Como los otros tres no se opusieron, fue corriendo alegremente a la sala de transmisiones e hizo el anuncio. En un hospital a medianoche, la transmisión resultó bastante espeluznante.

—A los afortunados que aún estén vivos, muy buenas noches. Actualmente son las 12:43 a.m., y faltan menos de cuatro horas para el gran terremoto de la ciudad X. No escucharon mal. Según nuestra información, el tiempo en este hospital está superpuesto con el de hace veinte años. Los dos temblores anteriores lo confirman. Si quieren sobrevivir, les recomendamos buscar un lugar lo suficientemente seguro. No salgan del hospital, afuera está plagado de fantasmas. También había un asesino suelto en el hospital que mató a unas diez personas, pero ya fue eliminado, así que pueden estar tranquilos. No tenemos malas intenciones. Si confían en nosotros, pueden esperarnos en el vestíbulo del edificio A. Tenemos un refugio confiable donde podremos sobrevivir al terremoto. Fin del comunicado —dijo el doctor Lu con seriedad y un toque animado. Afortunadamente, su voz suave amortiguaba el terror del anuncio, transmitiendo cierta fiabilidad.

—¿Quieren agregar algo? —preguntó el doctor Lu.

Xue Yingying negó con la cabeza. Qi Leren reflexionó un momento y comentó:

—Si los dos temblores anteriores fueron señales previas al terremoto, ¿entonces el pez que saltó de la pecera también fue una señal?

—Es cierto. Dicen que los animales se vuelven inquietos antes de un terremoto. Los peces pueden saltar del agua. Este juego de terror, al menos, mantiene cierta lógica —dijo el doctor Lu, asintiendo mientras hablaba.

—¿Y tú, Su He? ¿Tienes algo que decir? —le preguntó el doctor Lu.

Su He, quien estaba pensativo, tardó un poco en responder:

—Estoy pensando en una cosa.

—¿En qué? —preguntaron los tres al unísono.

—En la hora del terremoto —dijo Su He, frunciendo ligeramente el ceño—. ¿Están seguros de que fue a las 4:13?

—Eh… supongo que sí. Escuché que fue a mitad de la madrugada, pero no sé la hora exacta. En ese entonces, mi familia estaba de vacaciones en EE.UU… Oigan, ¿por qué me miran así? En aquella época no era tan fácil salir del país, lo sé, pero mi abuelo conoció a mi abuela estudiando en el extranjero, se casaron, obtuvieron la residencia y se establecieron en EE.UU. Por eso varios parientes viven allá. Era una simple visita familiar. Después del terremoto, mi madre incluso quiso emigrar, pero mi padre no quiso salir del país, así que nos quedamos —explicó el doctor Lu. Luego miró a Qi Leren con desconfianza—. ¿Y esa cara?

—Nada, solo pensaba que tu pelo era teñido, pero parece que lo heredaste de tu abuela… ¿Incluso la suerte se hereda? Con razón toda tu familia se salvó del terremoto —dijo Qi Leren, suspirando. La genética realmente era importante. Lástima que él no heredó ni la belleza ni el talento actoral de su madre actriz. Solo heredó la mala suerte de su padre.

—Claro. En mi casa nunca falta nada. Mis padres ganan premios en cada sorteo de supermercado, hemos ganado como tres televisores —dijo el doctor Lu, con una expresión orgullosa.

Como la conversación se estaba desviando, Su He intervino con resignación.

—Entonces, ¿realmente no sabemos la hora exacta del terremoto?

—¿No es a las 4:13? Lo dice el panel electrónico —afirmó Xue Yingying, convencida.

Su He los miró en silencio y suspiró levemente.

Los tres sintieron como si acabaran de recibir una lección silenciosa.

—¿De qué mes es ese 4:13? —preguntó Su He, guiándolos pacientemente.

—Eso sí lo recuerdo, ¡15 de agosto! —respondió rápidamente el doctor Lu.

—Entonces, fue a las 4:13 de la madrugada del 15 de agosto, hace veinte años —confirmó Su He.

—Sí, ¡exacto! —asintió con fuerza el doctor Lu.

Aunque su preocupación parecía extraña, su expresión era tan seria que puso a todos tensos, esperando su explicación.

—Si no me equivoco, ese verano de hace veinte años, en nuestro país se implementaba el horario de verano —dijo Su He. Su voz era tranquila y serena, pero en sus palabras escondía una trampa que casi los lleva a la muerte.

Horario de verano.

—¿Horario de verano…? Uh, creo que cuando era niña sí se usaba, ¿pero qué importa eso? —preguntó Xue Yingying, confundida.

El doctor Lu y Qi Leren, sin embargo, cayeron en la cuenta de inmediato. ¡El horario de verano adelanta una hora con respecto al horario estándar!

—Para ahorrar energía y fomentar una vida más saludable, hubo un tiempo en que se implementó el horario de verano. Durante esos meses, se adelantaba una hora a nivel nacional, y en septiembre se volvía al horario estándar —explicó pacientemente Su He—. Por lo tanto, si el panel electrónico muestra la hora en horario de verano, el terremoto en realidad ocurrió a las 3:13 según el horario estándar.

—¡Entonces hay que irnos al refugio ya! —dijo Xue Yingying, alarmada.

—Todavía tenemos tiempo, pero cuanto antes lleguemos, más tranquilos estaremos. Vamos —respondió Su He.

Esta vez, los cuatro no se demoraron más. Se dirigieron al pasillo de emergencias. Tras una breve búsqueda entre cajones, el doctor Lu encontró la llave de hierro escondida, y llevó a los tres hasta la entrada del refugio subterráneo.

La puerta de acero y concreto pasaba desapercibida entre el pasillo de emergencias. Si no les hubieran dicho, Qi Leren jamás habría imaginado que detrás se ocultaba un refugio.

La puerta se abrió, y las luces de emergencia iluminaron el refugio. El espacio era más grande de lo esperado, lo suficiente como para albergar a más de cien personas. Estaba rodeado por gruesas paredes de concreto armado, lo que daba una sensación de seguridad.

—El sistema de ventilación funciona bien. Hay comida y medicinas de emergencia. Hace unos días vinieron a revisar y reabastecer todo, así que lo que hay es reciente y se puede consumir —explicó el doctor Lu, aunque su voz temblaba ligeramente, nervioso por la suposición de Su He.

Su He sonrió con gentileza para calmarlo.

—Solo era una suposición repentina. Tal vez el panel muestra la hora estándar y no tenemos que preocuparnos tanto.

—No, creo que tenías razón —replicó el doctor Lu—. De hecho, si repasamos todo lo que hemos vivido hoy, este «pueblo de novatos» no pone a prueba nuestra fuerza, sino nuestra capacidad de análisis lógico. Desde el principio hasta el final, ha sido así.

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